Bitácora de Aurora Pimentel Igea. Crónicas de la vida diaria, lecturas y cine, campo y lo que pasa. Relatos y cuentos de vez en cuando.

martes, 4 de junio de 2013

Collalbas en el descampado

Por fin. Parece que ya llegó el buen tiempo con un mes de retraso sobre el que ya, de por sí, lleva Ávila. Aquí, según las malas lenguas, sólo hay dos estaciones: la del tren y el invierno.

Paseamos M. y yo hace una semana camino de Vicolozano. Dejamos a nuestra izquierda a Zurra y al Pedrosillo, dos fincas seguidas, si es que no son una misma con nombres distintos según se entre por el sur o por el este. Tienen caballos, vacas y toros y una dehesa preciosa muy bien mantenida. Se nota que se ocupan de ella. Nos sorprendieron dos burritos que salieron a nuestro encuentro desde el campo de enfrente. Eran majos, pero tenían celos. Le dábamos a uno un poco de hierba, y el otro le embestía. Íbamos al otro, y se picaba el primero.

Ayer paseando descubrí una colonia de collalbas. Eran de las grises, creo. Estoy esperando a que lleguen mis gafas progresivas, todo un invento, pero, de momento, con las que tengo, pude distinguirlas muy contentas avisándose de que Olimpia y yo andábamos cerca. 

Es un respiro ese descampado de al lado de casa que la crisis dejó sin cemento. Conserva  todavía algo de vertedero, una mala costumbre la que se tiene, más al ser el patio trasero del Polígono de las Hervencias. Con la primavera se hace más campo todo el solar ese. Y tras tanta lluvia los perros se pierden, no los ves de tan alta como ha crecido la hierba. Allí, entre trapos, restos de cachivaches, trozos de vidrio, muelles y esas  flores moradas que crecen a ras del suelo, las quitameriendas, estaban piando las collalbas, elegantes, finas y alegres. 

El herrerillo ya no viene al árbol del paraíso. Hoy estaba lleno de moscas zumbando furiosas. Gonzalo dice que es el pulgón que atrae a algunos insectos. 

3 comentarios:

E. G-Máiquez dijo...

Aquí en el sur también hay mucho pulgón este año. Por suerte, las moscas parecen no haberse enterado.

Jesús Dorda dijo...

Ojo a las altas hierbas con la perra, que también es tiempo de garrapatas. Aunque lo más duro será en pleno verano.
¡Pero como disfrutan saltando en el verde! ¡Da gusto verlos!
Un abrazo.

Máster en nubes dijo...

Pues sí, Enrique, y no sé qué más de las moscas que han mutado con algún cambio de temperatura. Tuvimos que fumigar el árbol.

Jesús, collar, pipeta y pastilla... ¿será suficiente? Olimpia además se revuelca en la hierba, y la entiendo, dan ganas.

Gracias a ambos.