Bitácora de Aurora Pimentel Igea. Crónicas de la vida diaria, lecturas y cine, campo y lo que pasa. Relatos y cuentos de vez en cuando.

miércoles, 2 de mayo de 2012

Pétrea

Está edificada sobre duro granito y hecha de él. Todo es piedra. Al sur tiene dos sierras. Al norte, tras la dehesa, un llano inmenso, campo y más campo donde abrasa en verano y hiela en invierno.

Misa de domingo en una de sus iglesias dedicada a la Santa. Aquí es simplemente la Santa, no hace falta dar más señas.
Una joven alta comulga con un niño de un mes en sus brazos que no sostiene todavía la cabeza y a ratos gorjea. Se enternece una forastera al verles y a la salida se acerca.

"Qué rico...". 

Esboza un leve gesto de rozar su manita, una caricia de lejos.

La madre pega un respingo, se gira en seco y le dice cortante "No se toca."

Esta es Pétrea, la ciudad gris amurallada. Bendita sea siempre la intemperie de su campo siempre más calida que alguna de sus gentes.

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