Bitácora de Aurora Pimentel Igea. Crónicas de la vida diaria, lecturas y cine, campo y lo que pasa. Relatos y cuentos de vez en cuando.

martes, 21 de febrero de 2012

8. Poemas (Mandy, Bienestar y Belleza, 10)


Sí, a veces con escuchar a los que saben basta. También leyendo se aprende.  El negocio en el que ya llevo quince años lo conozco bien y lo quiero ir dejando. Me ha dado lo que podía darme y ahora toca el cierre. 

Las mujeres, mi nuevo mercado, que decía Juanjo… ¿Cómo hacerme con esa parte que deja buen dinero y que da poca guerra, como Pablo, como Sancho, Mateo, Agustín, el propio Juanjo, Enrique, Arsenio, Andrés y Fernando, los mejores clientes que he cuidado todos estos años con esmero? ¿Qué buscan ellas? Ese era mi reto. Así que me dediqué a preguntar y a tomar notas como me había sugerido Juanjo que hiciera, el plan de trabajo que me puso como si yo fuera una alumna en prácticas de las que tiene en su empresa.

-Primero un estudio de mercado, Mandy. Quiero que averigües qué buscan las mujeres en los centros de estética, en la estética en general, todos esos tratamientos cada vez más sofisticados que tenéis…

Me puse manos a la obra y le pregunté a mi peluquera para empezar, ella fue la primera.

-Pili … ¿qué crees tú que busca una mujer cuando viene aquí con frecuencia?

-Pues hija, qué te voy a decir, tiempo para ella y que las escuches, eso casi más que el corte de pelo, el teñido o lo que sea, que la pongas guapa, mejor de lo que viene… Aunque la verdad es que hay algunas muy exigentes que no quieren ni que les hables, les molesta. Pero suelen ser las jóvenes cuando tienen una vida estupenda y todo el mundo les hace caso, salvo que sean poco agraciadas… entonces hay que hablarles más. A las feas hay que darles más conversación siempre…

Seguí tirando del hilo mientras Pili me secaba el pelo.

-… Y a partir de los treinta, y no te digo de los cuarenta o cincuenta, creo que vienen por el rato de tranquilidad que pasan… o para que les digamos que, para la edad que tienen, están muy bien… Aunque yo  también soy de la idea de que muchas vienen para que las comprendamos en sus penas… ¿Sabes, Mandy? hoy no hay mujer que no tenga queja de la vida, y de los hombres ya ni te cuento, no hay mujer que no se queje… Salvo tú, hija, que se ve que sabes muy bien lo que quieres …

Mi peluquera sabe a qué me dedico pero es discreta.  Ay, Dios, mira que los negocios pueden ser parecidos a veces. Seguí con la investigación. Hice otras ocho entrevistas, como me dijo Juanjo, en plan informal y sin que supieran para qué era: a mi masajista, a quien me suele hacer las manos y los pies, en un par de perfumerías que frecuento, y en el gimnasio,  a las instructoras y a un par de profesores, un marica y otro normal, de los que les gustan las mujeres. Descubrí cosas similares y otras sorprendentes. Se las iba comentando a Juanjo que se reía por cómo lo contaba yo, entusiasmada siempre.

-Mandy, eres una mujer de negocios nata, ahora te toca lo que llamamos en investigación de marketing “fuentes documentales”… Quiero que devores todo lo que las revistas femeninas dicen al respecto y saques tus propias conclusiones para tu centro.

Así que me compré todas las revistas durante meses. Yo ya era aficionada, me entretienen, aunque a veces patinan, se les va la cabeza… No tengo nada en contra de los maricas, gays, que dicen los modernos, pero es curioso el caso que prestan a tipos tan extraños como el Galliano ese, vestido de pirata permanentemente, o el otro tan flaco y raro, el que parece Drácula, el Lagerfeld, que está visto que no les gustan las chicas ni en pintura… Quiero decir las mujeres no como maniquís, o sea, como perchas, sino como mujeres, para desvestirlas y no vestirlas... Vamos, justo lo contrario que los diseñadores que tanto salen en las revistas, ellos y sus modelos, con lo que hay o no hay  que ponerse…  A mi entender y experiencia los tíos en general van a bulto, a un buen escote y a unas buenas piernas, todo esto con pequeñas variaciones sobre el mismo tema. Y lo demás son poemas. Eso sí, poemas que venden, me di pronto cuenta, algo que para mi nuevo negocio era muy bueno, esa fue la conclusión primera. En fin, que es cierto que, de estética, de lo que las mujeres buscan en ella, que no coincide siempre con lo que los hombres aprecian, sí que aprendí en las revistas, en el Elle, el Vogue, el Woman y el Telva. Y apunté lo siguiente:

Tiempo. A las mujeres les gusta el tiempo, y pagan por tiempo las que pueden, claro. Es el bien más escaso hoy. El que a veces las mujeres más quieren. Al principio yo pensé que era la tranquilidad de cuando te lavan la cabeza y no vas a la carrera. Luego ya me di cuenta que, más allá del tiempo propio, el de una, es el tiempo de otros por el que las mujeres están dispuestas a pagar todavía más dinero: tiempo para que las contemplen y las mimen, para que alguien las haga caso de alguna manera, para que las dediquen tiempo precisamente.   Eran curiosas las coincidencias. 

Milagros: las mujeres creen en los milagros de un modo distinto que los hombres, que también algunos creen en ellos a pies juntillas, son unos crédulos. Las revistas hablan mucho de milagros de todo tipo, el antes y el después de un maquillaje, también de los efectos de las cremas, de la alimentación, todo siempre con el misterio que los milagros tienen. Creer en Dios no se creerá en estos tiempos, ni en que exista ni en que sea omnipotente, pero en cambio se cree con mucha fe en todo lo de la estética.

De todo esto tomé buena nota y tuve más claro qué tenía que hacer para que “Mandy Bienestar  y Belleza” fuera un éxito, para poder captar clientas y que éstas fueran fieles. 

“Intangibles” dijo Juanjo, “marketing experiencial” me explicó luego. Es lo mismo, yo lo sé ya sin toda esa jerga, al fin y al cabo también poemas. 

3 comentarios:

Juan Carlos Garrido dijo...

He tenido ocasión de comprobar que, en la mayoría de los casos, las mujeres no se visten y arreglan para agradar a los hombres, sino para buscar la aprobación o fomentar la envidia de otras mujeres.

Salvo raras excepciones, es cierto que no solemos prestar atención a los complementos, o a si el pañuelo va a juego con el esmalte de uñas, qué le vamos a hacer.

Y siempre es necesario escuchar a los que saben, pero casi nunca es suficiente.

Un abrazo y tómate unas revolconas a mi salud.

lolo dijo...

"A las feas hay que darles más conversación siempre..." "se cree con mucha fe en todo lo de la estética" "tiempo para que alguien les haga caso de alguna manera" "no hay mujer que no se queje"

Sociología de una crisis que aún es más.

Aurora, esta chica Amanda es un filón con base de papel couché y curtida y lista como ella sola. Hay que ver.

Máster en nubes dijo...

Hola, JC, supongo que es variado, en el texto es Mandy la que opina tan categórica. Las revolconas caerán, seguro. Gracias por tu visita, hay una luz preciosa en esta ciudad.

Lolo, no me digas que el ambiente de una peluquería no da ideas, ya te contaré, ya... Gracias por leer siempre.