Bitácora de Aurora Pimentel Igea. Crónicas de la vida diaria, lecturas y cine, campo y lo que pasa. Relatos y cuentos de vez en cuando.

viernes, 29 de julio de 2011

Un hombre en casa o la Black & Decker

Estuvieron unos amigos en casa, 11, el número perfecto. Lo pasamos genial, con el noviastro hacían la docena.

-Tus amigos son muy majos.
-Por supuesto.
-Y muy buena gente.
-Sí, de lo mejor. Tengo la suerte de estar rodeada de personas muy buenas.

Sonrió el noviastro. Aproveché que estaba bajo de defensas tras el halago indirecto. Yo tenía algo en la cabeza.

-Y hay que ver lo que valen, ¿verdad, cielo?
-Sí, tu amigo Jesús se puso a hacer la cena...
-Bueno, varias veces la ha hecho, no veas. Y lo mismo improvisa un arroz chino sin apenas ingredientes que nos fríe unos huevos con patatas para un regimiento y hace una ensalada con un aliño secreto... Es muy dispuesto.
-Sí, es muy dispuesto...

Le cogí la mano entonces, hay que preparar las cosas cuidadosamente.

-Y David ¿qué me dices de David? Ha arreglado la puerta que rozaba el suelo y la barra de una cortina, ha fijado la caja de luces de fuera que se caía y estaba así desde hace meses, ha pasado la barredera de la piscina... Y casi todo ¡sin herramientas!, que me ha dicho que la próxima vez que venga se las trae...
-Sí, sí... Son encantadores, y ellas también, valen mucho... Y te quieren, se nota...

Seguí al acecho.

Nada de orientaciones y direcciones, mucho menos que parezca que mando. Yo en esto tengo que tener cuidado porque me falta entrenamiento. Y puedo dar la impresión al noviastro que tiro al mando y ordeno, según me ha hecho saber recientemente. Y la influencia es más cómoda que el poder o así lo creo.

Suspiré.

-Es que en esta casa hay que hacer muchos arreglos, ya sabes...

Permaneció el noviastro en silencio. Creí que cogía la idea. Pero especifiqué el tema porque es ingeniero y hay que ser muy concreta. (Ya contaré la anécdota de la raqueta y el gira a la derecha, da para otra historia).

Volví a suspirar.

-Por ejemplo, esta puerta...

La puerta es de madera, da al sureste, sufre el sol prácticamente todo el día y hay que lijarla y barnizarla de nuevo. Y mide 3 metros largos de ancho y casi 3 de alto.

Emplée el plural mayestático que suele funcionar seguido de la declaración de incompetencia, también eficaz habitualmente.

-Tendríamos que lijarla, uf, es un trabajo muy pesado, no tengo ni idea de cómo hacerlo.

El noviastro ama Leroy Merlín, se pierde por allí siempre que puede. Es un manitas y tiene paciencia, ambas cosas muy importantes en la vida según voy viendo.

Volvió ayer muy contento a visitarme. Yo venía de Urueña prometiéndomelas muy felices.

-Mira, mira, mira lo que te traigo...

Abrió la caja. Sacó una Black and Decker. Me enseñó cómo funcionaba, las diferentes lijas , cómo se quitan y ponen y el trabajo que hacen en la puerta. Hasta me trajo una alargadera preciosa roja de veinticinco metros porque además hay que lijar y pintar el portón de la calle que es metálico y promete mucho más curro que la puerta.

Yo, ingenua, pensando que el benchmarking o estudio ese que se hace en marketing mostrando a los mejores competidores había funcionado, que era un aliciente.

Mi gozo en un pozo cuando le sugerí lo siguiente.

-Gracias por la Black and Decker, por traértela. ¿No la necesitarás tú en casa?
-Pero hombre, si es nueva, es un regalo que te hago, te la he comprado...

En fin, sin comentarios.

El caso es que le he cogido el gusto. No sé si para las 30 horas que por lo menos costará lijar la puerta y sus recovecos, eso es cierto. Pero crea cierta adicción esto. Todo en esta vida es ponerse. Y yo, hay que decirlo, no me había puesto a nada en esta casa desde que recuerdo.

Hoy pasé por el Bricodepot de Laguna de Duero y no pude evitarlo, me metí dentro.

El noviastro está haciendo de mi una mujer nueva a los cincuenta, bendito sea.

11 comentarios:

José Miguel Domínguez Leal dijo...

Espero que el bricolage os siga uniendo, y me alegro de que te estés volviendo una "manitas".
Besos.

José Antonio del Pozo dijo...

Hola, Aurora: lo de "noviastro" me parece todo un hallazgo. Me encantó el tono desenfadado, y a la vez intimista, y rebosante de humor británico y paciencia franciscana de tu texto. Y además, con lo inutil que es uno, que no sabe ni cambiar un halógeno de esos incrustados en el techo, no puedes imaginar cómo me he sonreido.Gracias.
Saludos blogueros

Juanma dijo...

Tan distinta y original como siempre, querida Aurora.

Como dependieras de mí para los arreglillos...apañada ibas.

Besos.

Máster en nubes dijo...

JM, es una conversión lenta, necesito que me catequicen y la práctica, mucha más práctica. Un abrazo y gracias por tu visita.

José Antonio, ¿halógeno?, ¿en el techo?... Por Dios, qué complicado, me muero (me tocó cambiarlos hace años en una casa que tuve y no hubo manera). Gracias por tu visita, muy bueno lo de la canaria ;-)

Juanma, es ficción mezclada con realidad o al contrario. Ya he visto que casi te ahogan, por Dios, qué bárbaros.

ReyVindiko dijo...

Tu inteligente plan no obtuvo los resultados esperados. Es que en esta vida todo es aprender.
Tuve una vez un profesor de retórica en la facultad que decía que el hombre creativo no sólo se expresa con palabras, sino también con herramientas. Ya lo vas sabiendo.
Supongo que la lijadora es orbital o vibradora, no de banda. Es ideal para dejar las superficies finas antes de pintar, pero no vale para "comer" mucho material, es decir que si quieres arreglar también con ella lo del roce de la puerta, como dicen por aquí, te va a dar el lío. Para eso hace falta algo mucho más específico como un cepillo eléctrico y descolgar la puerta.
Lo tenemos pendiente.

Jesús Cotta Lobato dijo...

Lo mejor del texto, la mirada amable y amante con que la autora trata al amado. Lo de noviastro es genial. Y la sutil manera de conducirlo para luego reconocer que, por amor, la conducida es una. Un beso.

Máster en nubes dijo...

Reyvindiko, la lijadora es como una plancha de las de planchar ropa, el mismo tamaño y forma. Asumo que es vibradora pues funciona precisamente así. Lo del roce de la puerta, muy mejorado tras tu acción, San José, quedará para la perfección suma cuando volváis. Gracias, R, como ves, todo se pega o se acaba pegando. Abrazos a los 7, y a B., el próximo año lo admito, total Olimpia estará más acompañada.

Jesús, el amado además me ha comprado veneno de hormigas y para la mosca blanca y hongos, todo un detalle de lo más romántico. Y ya no tengo duda de que la conducida soy yo, si quiero conseguir algo tendrá que ser mediante soborno directo vía tarta de chocolate de la Espadaña, por ejemplo. Ay, Dios, qué hambre a estas horas. Un abrazo fuerte a los 4.

Juan Carlos Garrido dijo...

A esto yo le llamo un relato con vuelco insospechado final, ya que regalarle una lijadora a una mujer es como regalarle un centro de planchado a un hombre. De veras que esperaba contemplar sangre y vísceras, y no un happy ending.

Cuando acabes con la puerta, las rejas de mi terraza necesitan una buena pasada.

Un abrazo.

Fcº Javier Barbadillo Salgado dijo...

Es lo que tiene el taladro...que llega más adentro que las indirectas.
Saludos, Aurora.

Máster en nubes dijo...

JC, de momento no hay sangre ni vísceras, ni tampoco ha muerto nadie electrocutado (hay ingenieros capaces de cambiar una lámpara con cables de hace siglos y que su novia se les quede mirando embobada, fíjate lo que te digo, lo fácil que es contentar a algunas). Respecto a tus rejas son palabras mayores unas rejas, vaya lío, redondo, no sé, ¿cuánto pagas?

Javier, en fin, no es una taladro, es plancha lijadora, pero veo que cualquier día me lo regala a ver si aprendo (la caja de herramientas también está en mi lista de posibles regalos).

jaimemarlow dijo...

Me da una envidia la gente manitas... Yo, en casa de mi ama y señora tengo pendiente arreglar un enchufe que está suelto... Si no fuera por esto del internés, y de San Google, no sabría por dónde empezar; lo malo es cómo acabaré, ay.