Bitácora de Aurora Pimentel Igea. Crónicas de la vida diaria, lecturas y cine, campo y lo que pasa. Relatos y cuentos de vez en cuando.

jueves, 3 de diciembre de 2009

Estar sencillamente (la visita de Tana)


Tras varios correos y viajes mios quedamos Alejandro y yo que nos vemos este miércoles para tomar café. Estoy contenta, me ha costado dejarle allá tan arriba, en Cerceda, a él y a Tana, mi perra que él acogió en adopción. Yo no podía con ella. A veces es mejor reconocer que no puedes con algo, con trabajos, con perros, con situaciones diversas. Cuesta sobre todo porque algunas personas tienen tendencia a asumir más cosas de las que pueden o simplemente asumen lo que no pueden. Pero es mejor decir "no puedo con esto" después, que enrocarse en algo que no puede ser hasta romperse. Hombre, el ideal sería tener más sentido común a priori o verlas venir antes de lanzarse, pero no siempre es posible, especialmente entre quienes no pueden decir no  por una extraña sensación de culpabilidad, por simple entusiasmo también, o porque se creen superman o superwoman. El sentido común es el menos común de los sentidos, ya se sabe.

Como fuera y cuando vuelvo a casa y estoy abriendo el portal veo a Alejandro que llega. Trae a Tana, no me había dicho nada el muy sinvergüenza... Casi me echo a llorar al verla, tan guapa y tan grande ya. He criado a Tanita desde que tenía menos de un mes hasta los siete en que se la pasé a Alejandro, el entrenador y mi amigo ya. Está educada, está feliz, sé que hice lo que tenía que hacer, lo sé. Mañana cumple el año.

Qué alegría tenerles a los dos para el café. Olimpia no piensa lo mismo respecto a Tana, casi la muerde al entrar. Mi perra tiene celos de todo lo que me toca, pero si es un perro mucho más.

Hablamos Alejandro y yo. Nos escuchamos. También hay silencios y pausas. Es fundamental el silencio entre amigos. Es cuando sabes que ya lo eres de verdad. Bueno, eso, y cuando has desilusionado o decepcionado seriamente y un par de veces al otro. Hasta entonces pienso que no hay verdadera amistad.

Es estupendo entrar y salir, ir al teatro o al cine, a tomar una copa, a cenar, a un museo o una exposición, también viajar. Pero lo mejor es tener tiempo para estar sencillamente. Debería estar trabajando, leyendo o escribiendo esta tarde, pero no. Voy a estar con Alejandro porque le quiero, es mi amigo. Me encanta la gente, los grupos, soy gregaria o sociable. También me gusta cierta soledad. Sólo esa cierta soledad tan incierta,  la puntual, la suficiente para no ensimismarte, para poder estar mejor con una misma y, precisamente por eso, luego con los demás. Creo que saber estar sola, sin odiarse ni aburrirse tampoco, ni  estar embelesada, casi como en una buena amistad, es fundamental para saber apreciar a los demás en todo el valor que tiene la buena compañía, que es mucho. Por eso, por encima de todo, de las cosas que más me gustan en esta vida es poder echar la tarde con un amigo, con una amiga: sin prisas o las quitamos. Nada por delante, aunque lo haya.Y no el bulle-bulle ese que a veces se puede tener hasta entre amigos, el tener que hacer de continuo me agobia: ven, sal, ahora vamos aquí y luego allá, etc. No, me encanta no tener plan, ni programa de actividades, por eso a veces me planto y me da igual que piensen que soy una borde. ¿Qué vamos a hacer? No vamos a hacer nada de especial, tranquilidad. ¿Hace falta hacer algo siempre? Pienso que no.

El cara a cara sentados es importante De uno en uno, de una en una también, como mucho tres, cuatro, no más. Si no, para mí, no hay amistad. Hay conocimiento de superficie y poco más. Y está bien, no pasa nada, pero es lo que hay. Estupendo, a veces es lo que puede haber por lo que sea. Hay que tener conocimientos, es otra categoría distinta a la amistad con su peso también.

Creo que al final lo que vamos a hacer de más valor en esta vida es estar, acompañar. Algunos educar, una tarea fundamental. Otros hacemos papeles, luego se llamará como se llamará, pero son simples papeles. Pero todos podemos llegar a acompañar un rato a otros, a los que toque, en familia, con amigos. De lo más humano que tenemos pienso yo que es acompañar, tampoco hay que aspirar a mucho más. Y se hace hablando y sin hablar, preferentemente en silencio, estando al lado. En general creo que no hay que dar muchas explicaciones, ni siquiera es necesario a veces hablar. Hay que estar, sencillamente estar. Todo se sabe o se llega a intuir. Ni palabras se necesitan en algunas ocasiones, sobran a menudo.

Faltan 21 días. Acompañar la espera y poco más.

13 comentarios:

sarracena infiel dijo...

Mmmmppppppppffffffffffffffffffff, mmmmmmpppppppffpfpfpfpfpfpfpfpfpmpfmpfmpfmpfmpfmpfmpfmpfmpfmpfmpfmpfm


Sin palabras..........

Máster en nubes dijo...

Vale, te he decepcionado ya ... 200 veces? Creo que somos amigas... nada pastoriles, y lo sabes. Voy a comer chocolate, lo necesito en este momento.

sarracena infiel dijo...

Y encima ¡chocolate!

Hedbanna, hedbanna ..........

lolo dijo...

Yo escribiría muchas palabras hoy pero...SI a TODO.
También a los 21 días.
De momento, hoy.

mafalda dijo...

Somewhere someone is traveling furiously toward you,
At incredible speed, traveling day and night,
Through blizzards and desert heat, across torrents, through narrow passes.
But will he know where to find you,
Recognize you when he sees you,
Give you the thing he has for you?
(John Ashbery, At North Farm)

Acompañar, tampoco hay que aspirar a mucho más: qué más hay, además de acompañar? Sabes lo que más me gusta? La palabra furiosamente. :)

Anónimo dijo...

Estar sencillamente. Eso sólo se conseguir cuando hay complicidad. Es algo involuntario. Y es muy difícil de transmitir. Si lo notas, ahí está, la complicidad. Estás al lado de un amigo. Lo notas al respirar.

sarracena infiel dijo...

Ja, mucha complicidad y así, pero el que no se consuela será porque no quiere ..........

Hay que j.................se

Máster en nubes dijo...

Dios del Sinaí, desde luego no estaré jamás a la altura de los álogos, a ver qué hago ahora, y qué digo...

Mafalda, te confieso que no había leído a Ashbury y que como una posesa me he puesto a buscar quién es. El poema que me pones me encanta, y lo de furiosamente también, es como la fierté en francés aunque quiera decir otra cosa. O el proudly que también me gusta. Mil gracias, tengo mucha intriga ... tú ¿quién eres, quién serás? El poema lo voy a imprimir y pegar...

Anónimo, jo, lo de la complicidad si no fuera porque el palabro no me gusta mucho, pero vamos que entiendo, creo, lo que dices. Es una cuestión de tiempo ¿no?. El tiempo es bueno, me gusta el tiempo. En la amistad y en general. El tiempo coloca las cosas en su sitio. Quizás las descoloca, pero vamos, en general logra eso que tú dices, la complicidad...

Pepa, hombre, que rompes cualquier climax bloguero por Dios... A ver, por qué dices eso que dices que ha sonado a que me consuelo con la amistad. Para nada, guapa, la amistad (con hombre, mujer o espíritu infernal) no es un consuelo o el segundo premio ja ja... como el chocolate no es sustituto de nada, serás malvada. Todo puede ser en esta vida ... aunque no todo lo podemos tener siempre o al mismo tiempo o con la misma persona, huy, esto ha sonado fatal, bueno, da igual. En fin, yo no es que me conforme con la amistad, es que ya es mucho la amistad... Por ejemplo, la tuya. (Venga, llámame pastoril ahora, atrévete, muñeca.)

sarracena infiel dijo...

Je, je, je, je.............

Me atrevo, me atrevo, angelical hedbanna.

Meliflua, poética, peripatética, estética, ética hedbanna.

Prensil, pastoril hedbanna.

Hiperbólica, alegórica, estratosférica hedbanna.

Que te canto una nana,
cuando llegue la mañana,
de contar las lanas,
de las pastoriles hedbannas.

Máster en nubes dijo...

Serás... amos, guapa, de pastoril tengo yo lo que tú de lagarterana, y de meliflua igual. Anda y que te den, morena. Date una vuelta un ratico por ahí, virtual o no virtual, y me cuentas luego el % de pastorilez de lo que escribo según la campana de Gauss, hombre, por Dios... Pero tranquila, que voy a intentar una entrada digna de ti, para mañana o para pasado... según acabe esta noche, cena de Navidad, ay Dios, ya empezamos.

sarracena infiel dijo...

El Capitan me espera,
paseando por la acera,
mientras espera,
no desepera,
así que una espera,
su entrada retrechera,
epatante, de ingeniera,
y de su bondad espera,
no ver mis hígados en la acera....

José Miguel Domínguez Leal dijo...

Una estupenda filosofía de vida, verdaderamente envidiable. Un cordial saludo.

Fcº Javier Barbadillo Salgado dijo...

Estar sencillamente, con los amigos, con los que están alrededor...con el mundo.

Deberíamos tener más presente que a este mundo hemos venido estar, sin más y sencillamente.

Gracias por recordarlo, Máster.