Bitácora de Aurora Pimentel Igea. Crónicas de la vida diaria, lecturas y cine, campo y lo que pasa. Relatos y cuentos de vez en cuando.

domingo, 31 de mayo de 2009

País de proletarios. Coda. Amazing Grace.


Domingo de Pentecostes, la venida del Espíritu Santo, el Rocío, extraña asociación de ideas la mía, me acuerdo del servicio religioso de la Abyssinian Church allá en Harlem, una experiencia para vivir. A las 9 y a las 11, doblete, tienes que hacer cola, su coro es de lo mejor, su pastor, demócrata, habla y habla y habla y echa broncas, casi 2 horas, vale la pena si uno tiene paciencia.

Para empezar cantan como los ángeles, para seguir, ver a todos los negros -y escasísimos blancos, algunos turistas- vestidos de impresión es algo que no se olvida. Si vas con sandalias te hacen comprar unas zapatillas como de niña pequeña, las mujeres tenemos que cubrirnos los pies, tampoco escotes ni zapatillas de deporte, un mínimo de elegancia y decoro. Ellos con traje, ellas con sombrero y zapatos y medias, o en estilo afroamericano, aunque haga mucho calor.

La última vez tuve que hacer la cola en dos ocasiones porque cuando me fui a comprar los zapatitos -nunca pensé que yo era una descocada- la cola se movió y perdí mi sitio, no me gusta discutir y menos en tierra extraña, como oveja paciente esperé otra hora. Entré al servicio de las 11, recomiendo el de las 9, menos gente y más auténtico.

Comunidad, sentido de comunidad, cualquier pueblo norteamericano tiene iglesias, muchas, y una sinagoga, o varias. Es lo primero que te choca del país, la cantidad de iglesias que hay, denominational, non denominational, de todo, más luego toda esa retahila de telepredicadores que hacen su agosto en el ámbito rural y en el no rural. Alucinas.

In God we trust.... reza el dolar, pero por si acaso pague primero completan en algunos bares.

El servicio del domingo en la Abyssinian Church aquel domingo de julio hace dos años comprendía no solo las lecturas propias del día y un sermón interminable leído con mucho impetu y convicción, sino muchos cantos, los baptistas no consagran ni comulgan, a cambio un desfilar de personas: 20 chicos habían sido admitidos en la universidad (y nos los presentaron casi uno a uno, allí en el medio que estaban los chavales), fulanita había completado su educación nocturna (una madre soltera), zutanito se había jubilado después de no sé cuanto tiempo de "servicio a la comunidad como portero", así un montón de gente. Luego nos despidió el pastor que apoyaba oficial y públicamente a Hilaria Clinton, nos lo dejó bien claro.

Comida ligeramente cajun en Harlem a continuación, otro ritual, en Sylvia's, mientras una cantante negra amenizaba el brunch. Nosotros tenemos el aperitivo, nada que envidiar, pero el brunch, esa mezcla entre desayuno y comida (mejor con un bloody Mary, me encanta), es una institución newyorkina del domingo que hay que probar.

God bless America, cantan también. Estados Unidos no se puede entender sin Dios, sin esa gran parte del país que va a misa, a la sinagoga, al servicio dominical o, también, a la mezquita, que los hay. Diego, profesor en la costa este, amante de España a la que conoce a pie porque la ha andado mucho con su mujer Ann, pintora, tiene un hijo de su primer matrimonio que es musulmán converso. EEUU es así.

sábado, 30 de mayo de 2009

País de proletarios y 2) Comunidad y movilidad social


Tengo amigos o conocidos estadounidenses bastante variados, nada tiene que ver un profesor de la costa este, demócrata de toda la vida, con un ex-marine que vive en Oregón y cultiva flores preciosas en su jardín.
Internet, y verse si se puede las caras, facilita estas cosas, ese capital puente que diría Putnam que tiende vínculos entre hinchas de equipos, países, orígenes, educación, religión y contextos diversos y a veces hasta contrapuestos, al final somos todos bastante iguales.

Una de las cosas que más admiro de los EEUU es su movilidad social y su capacidad de emprendimiento, tanto a nivel empresarial como en otros y, muy en concreto, en el sector no lucrativo.

Quizás porque su sector público es tan débil los estadounidenses tienen una honda tradición de contribución a lo que consideran que es la comunidad, bien sea a través de trabajo voluntario bien a través de aportaciones de dinero.

Las grandes fortunas yankis, empresariales o individuales, han hecho y hacen posibles los museos, muchos hospitales, asistencia social y mucho más. Entras en el MOMA o en el Metropolitan y se suceden los nombres de Astor, Vanderbilt, los apellidos de quienes han financiado dichos museos aportando sus colecciones privadas o financiado las compras.

Todo tiene su cara y su reverso, ayer comentaba con unos amigos el peligro de caer enfermo en EEUU donde un cáncer te puede costar no ya la vida sino dejar totalmente en la ruina a tu familia, deudas enormes para tus descendientes que lastrarán su vida. "Not to mention" lo que cuesta la universidad. Es cierto que hay públicas, más baratas, pero un añito en una universidad media te puede costar unos 2 millones de pesetas a nada, estancia y tuiton incluídos, esto hace que todos los universitarios trabajen -cosa estupenda- y pidan préstamos que luego tienen que devolver -cosa no tan buena-.

"Nosotros somos las empresas", mi amiga Nancy, republicana a matacaballo, recién casada con Harry, ex-marine también, todavía más republicano que ella, me evangelizaba a mí, pobre europea, en las bondades del sistema de libre empresa. Eran casi libertarians, aunque tiraban a conservadores y creían todavía en el Estado y las buenas costumbres.

Yo estaba -y sigo estando, a pesar de la crisis- bastante convencida, pero ellos seguían erre que erre mostrándome la perversidad de una Europa donde todo es carísimo, especialmente de una España donde pagamos precios desorbitados por cosas como el móvil o las casas, ellos con el doble de sueldo pagan por casi todo la mitad.

"Mi pensión y mis ahorros están en bolsa, de una manera directa o indirecta, nosotros somos las empresas", Nancy no entendía esa ideología "anti-empresa" tan enraizada en España, en Europa, tampoco la monarquía, repúblicana en todos los sentidos de la palabra. "Nosotros somos los descendientes de los pobres emigrantes que huyeron de Europa, hemos prosperado por nuestro trabajo en un sistema donde no hay privilegios de clase. Sois vosotros los antiguos".

James, mi amigo marine de Oregón no fue a la universidad, nos escribimos con cierta asiduidad, ahora trabaja de fontanero, es cultísimo, lee sin parar, está aprendiendo español porque tiene una medio novia mexicana a distancia. Y es hijo de universitarios, miembro de una peculiar familia donde él es el único católico, convertido recientemente.

Nancy fue abandonada por su marido, cocainomano, con un chico adolescente, luego ya se casó con Harry, es su tercer matrimonio. Invité a Nancy y a su hijo a venir a España, nunca en mi vida he visto tal desorden en un cuarto, no ya del chico, que estoy más acostumbrada, en el de una mujer adulta. Tiran todo al suelo, cocacolas a todas horas -unas 12 al día se tomaba el muchacho-, dejaban el cuarto de baño hecho unos zorros -ambos- y echaban a la lavadora cinco prendas por día. País de proletarios, sí.

Hace unas semanas paseé a una pareja de yankis, el jefe de Jero y su mujer, por Madrid y luego fui a Sevilla donde Toi nos trató de maravilla. Estos eran periodistas y demócratas, encantadores también como Nancy aunque totalmente opuestos. "You don't have to do it", no entienden la gratuidad a veces, no hacemos las cosas porque "tengamos" obligación, las hacemos porque queremos.

Le comenté a Toi lo importante que me parecía que personas educadas -es una manera de decirlo- entendieran qué es Europa, qué es España. Nos volcamos, porque sí -nos sale- y por otras razones también.

Sólo 11 millones de estadounidenses tienen pasaporte en un total de 300 millones de personas. El resto no viajan, no salen del país, pueden pasar tanto a México como a Canadá sin dicho documento. Y su visión del mundo, sin querer, puede ser limitada, sesgada, de hecho lo es.

Es un país a menudo volcado en si mismo y, a la vez, un actor internacional fundamental, a nivel político y económico, no sé bien por cuanto tiempo lo será, pero todavía creo que que le queda.

Y a veces sus empresarios están mejor preparados que sus gobernantes para entender. Han viajado más, se han movido más y están más abiertos.

Las fotos siguen siendo de Jerónimo Nisa /Birmingham News.
Jero, tomo la palabra a tus jefes y me tendréis en Alabama un día de estos (cuando la crisis remita un poco ;-) , quiero alquilar un coche y tirar millas pa'lante.

viernes, 29 de mayo de 2009

País de proletarios 1) Ellis Island



En los 90, cuando mi madre todavía podía viajar con comodidad, visité con ella Nueva York. Invitamos a una sobrina entonces preadolescente, lo pasamos muy bien las tres.

Una de las visitas que nunca se nos olvidarán fue la de Ellis Island. Allí se encuentra un museo dedicado a la inmigración. He vuelto después a esa pequeña isla donde se accede a través de un barquito que une cada poco tiempo el trozo de tierra con Manhattan. Un barco que pierdes con una facilidad pasmosa, te entretienes paseando por ese primer trozo de tierra yanki donde desembarcaban los inmigrantes, donde tenían que esperar antes de poder entrar oficialmente en los Estados Unidos.

Ellis Island es una parada obligatoria para entender que los Estados Unidos es un país de proletarios entre otras muchas cosas que también es.

Y no hay Hollywood que te lo haga olvidar, tampoco el discreto encanto de la costa este, ni la riqueza impresionante en recursos naturales del país, ni esas grandes empresas que hoy se desmoronan y que quizás serán sustituidas por otras, no sé si igual de grandes o más fragmentadas. Tampoco el cosmopolitismo de Nueva York puede hacerte olvidar que el tejido de EEUU es otra cosa, una fibra que se ha hecho, que se hace, a base de algo más que Wall Street.

Estados Unidos es el país que realmente ha atraído a lo largo de nuestra historia más reciente a los proletarios, a los parias de la tierra, hecho por diversos pobres que no quieren serlo, pobres de dinero o de libertades que es otra forma de pobreza a menudo muy unida a la primera.

Unos huyeron de una Europa atravesada por las guerras de religión, por persecuciones diversas, hambrunas durante muchos siglos, hasta la segunda guerra mundial e incluso más tarde. Otros más recientemente de otros países de América, de la miseria también, de la opresión .

EEUU ha canalizado bien, en general con magnanimidad, quizás a veces mal, esa corriente continua de personas que ningún otro país ha soportado ni, tampoco, de la que se ha beneficiado tanto, bien lo saben ellos. Y de Asia, muchísimos, emigrantes también en oleadas variadas, desde los que construyeron la red ferroviara hasta esa otra inmigración muy distinta, el "brain drain", los mejores cerebros.

Nadie como las universidades norteamericanas para captar talento allá donde se encuentre, no son proletarios, pero es una inmigración que ha hecho del país también un mejor lugar.

Ellis Island es un museo curioso, triste y apasionante a la vez. Oyes el testimonio oral, grabado, de muchas personas, cómo recuerdan su llegada al país, te emocionas con sus recuerdos. Pones tu apellido en un sistema que intenta localizar quién y por dónde llegó al país con el mismo nombre de familia que el tuyo. No sé si seguirá ese museo así todavía, como el de los que no tenían nada y buscaron un país mejor, un lugar en el mundo.

La vida cuesta mucho a mucha gente, todos los días. Y quien ha pagado un precio personal, quien es consciente de ese precio, no suele tomarse a la ligera cosas tan serias como la libertad, la democracia o, también, el bienestar económico, que cuestan cada día y mucho, cada puñetero día. Son esas cosas que no las da un gobierno, ni un partido, ni nadie, nos las ganamos cada uno con esfuerzo, nunca son gratis. Los yankis no son tan ingenuos como parecen, saben que la vida mancha, somos nosotros los infantiles, de pecar pecan de excesiva confianza en la voluntad, eso que a nosotros en cambio nos falta.

Sólo quienes no han luchado, quienes son el fondo unos niños bien, ricos de algún modo, unos señoritos, españoles, europeos o no europeos, de izquierdas o de derechas, me es igual, creen que todo es gratis o casi, que no cuesta esfuerzo. No lo valoran. O creen en un salvador, estatal o no estatal.

O no creen en nada, que también se lleva mucho y queda muy moderno y como muy inteligente, especialmente en España. "Yo paso de política", "yo no voto", "todos son iguales", etc., etc., etc.

En definitiva "They take it for granted" dicen. Y sí, vivimos en el we take all for granted... a este lado del Atlántico, somos de traca.

Una mezcla terrible de ingenuidad, de irresponsabilidad y de tontería, de cinismo o especticismo paralizador y muy cómodo en el fondo, como la que tenemos hoy en nuestro país, pero también en Europa que podrá desaparecer tragada, nada es eterno, ningún imperio lo es, nada y menos Europa, tampoco los EEUU.

Las fotos son de Jerónimo Nisa / The Birmingham News. Jero tiene un blog donde se puede ver lo buen fotógrafo que es, ahora está trabajando en Decatur, Alabama. Por favor, pasad a ver sus fotografías porque valen la pena.

jueves, 28 de mayo de 2009

Nueva York para jugadores


Hace tres años volví a Nueva York. Se casaba una amiga y me invitó a la boda. Me quedé en casa de Kate, una ex-policía reconvertida en investigadora o agente anti-terrorismo, todo como muy secreto, por si acaso yo no preguntaba mucho. Tenía un apartamento Kate magnífico, me llevó a una playa a unos 50 km de Manhattan, nada que ver con las nuestras: impoluta, sin transistores, sin gritos, también sin chiringuitos. Sin gente.

No se podía ocupar de mí Kate todos los días y me dejó al amparo de Steve, un amigo suyo, judío, encantador, que me enseñó Nueva York desde una perspectiva desconocida para mí. Nada de museos, mucha calle, mucho rincón, pequeños establecimientos, anécdotas que no están en ninguna guía de viajes. Andábamos sin parar, era el mes de julio, y nos párabamos de vez en cuando en algún bar o café con internet a reponer fuerzas. Steve recibía además en su móvil unos extraños mensajes y tenía que conectarse de repente.

Un día, no tanto por curiosidad como por agradecimiento, le pregunté a qué se dedicaba, me sentía un poco mal por quitarle tiempo de su trabajo. Sonriendo me lo dijo "Soy jugador, Aurora, pero no se lo digas a Kate, oficialmente el juego está prohibido en Nueva York. Ella sabe que lo soy, yo sé que lo sabe, pero formalmente nunca hablamos de esto para evitar problemas."

Steve era demócrata, mi amiga Kate republicana. Él un judío agnóstico, ella una ferviente católica, además de partidaria de la misa en latín pre-conciliar, otro día lo cuento porque tiene tela. Corrían juntos muchos fines de semana o andaban a buen paso y llegaban hasta Brooklyn, ambos amaban la ciudad.

A mí este acuerdo tácito de no preguntarse mucho, respetarse y ser tan amigos me pareció divertidísimo. Y curioso también.

Además de jugador -poker fundamentalmente, un hacha- Steve jugaba también en la bolsa. Al conectarse a internet compraba y vendía acciones y en un día hacía o perdía 2000 dólares sin inmutarse. Así se ganaba la vida, bastante bien. Pero de pinta Steve no era como la gente que yo conozco de bolsa, nada que ver: más bien como Woody Allen, un tanto desastrado, gafas de culo de vaso, rubio y con mirada burlona. Le comenté lo que me recordaba a él y le encantó.

Steve me enseñó ese Nueva York de barrio, de barrios, que se hace a pie. Un Nueva York acogedor, de gente que se conoce en los bares, también me insinuó otro, el del arte contemporáneo, su novia era marchante, galerista, japonesa, nada que ver con él que pasaba de casi todo salvo de hacer dinero y reirse del mundo.

El odiaba viajar, salir de Manhattan, su pueblo al fin y al cabo. Era en el fondo un tipo que le gustaba la seguridad, lo conocido, poco dado a lo cosmopolita, pero su novia podía más y se vinieron a España ese mismo verano. Les aconsejé no pisar la costa en pleno verano y viajar por parte de Castilla la Vieja, la Rioja y el País Vasco. Acerté, alucinaron con la comida española, con las bodegas, con nuestro paisaje y con los paradores y otros hoteles que escogimos bien, creo.

Hoy me acordé de Steve y su novia japonesa, a ver si les escribo.

miércoles, 27 de mayo de 2009

Trabajo de silencios


Ruido en todas partes, Madrid es una ciudad atronadora, creo que lo es todo el país, vivimos para el exterior a menudo, incluso cuando no vives para él.

Y el silencio es tan necesario que se echa de menos, por fuera y por dentro.

Hay trabajos que implican hablar, hacer, mover o moverse, y otros que se hacen en silencio, que requieren al menos temporadas, días, horas o minutos de no hablar ni escuchar tampoco, de callar el ruido exterior. Y el interior.

Trabajos con los que ganarse la vida o trabajos de la vida, tanto da.

Es un trabajo de silencios preparar clases, más allá de leer, escribir y pensar en silencio, pide pausas de nada. También cocinar lo es, ordenar la casa, escribir una novela.

Y muchos otros trabajos se harían mejor si tuviésemos más silencio, menos actividad. Afinaríamos más, creo, nos equivocaríamos menos.

Es un trabajo de silencios convivir, no todo se puede o se debe hablar. Callar y mirar para dentro sabiendo que el único cambio posible y deseable a menudo es el de una misma. Y eso pide silencio, con el ruido no puedes ver.

Es un trabajo de silencios la amistad y cualquier amor. Al final creo que casi todo es cuestión de calibrar las distancias, más próxima o menos, o los tiempos, más rápido o más lento, que cada persona necesita, que cada relación pide con suavidad y en voz baja.

Y para eso necesitas silencio, hablando no se sabe casi nada. Es al tacto del silencio.

lunes, 25 de mayo de 2009

El aire de Chanel



Leo sobre el estreno de una película sobre Coco Chanel protagonizada por la actriz de Amelie, Audrey Tatou, Coco antes de Coco, y otra más, sobre Coco e Igor Stravinsky protagonizada por Anna Mouglalis que han presentado en Cannes.

Las iré a ver ambas si puedo, pero antes releo el libro que ya me apasionó hace varios año, "El aire de Chanel" de Paul Morand, amigo de Mademoiselle.

La historia de Coco es en si muy interesante y el modo de escribir de Morand engancha desde la primera página. Devoras el libro en un par de tardes.

Una de las cosas que más me impresionaron es la infancia dura y triste de Chanel que explica en gran medida el posterior desarrollo de la vida de esta mujer tan singular. En Coco encuentras esa actitud de dureza casi masculina al afrontar las relaciones afectivas, común por otro lado cuando lees a algunas autoras francesas, me pilla muy lejos y por eso también me interesa.


Supongo que esa frialdad mezclada con pasión es propio de quien no fue querida lo suficiente de niña. Todo queda y todo aflora.

El mundo de Chanel, atractivo por su creatividad, por su ruptura y por la singularidad de las personas con las que se relacionó, amantes o no, está bien captado por Morand. Merece la pena leer el libro antes de ver las películas, creo.




(No he podido meter un trailer de la otra película, la de Coco & Igor que es la que han presentado en Cannes, tengo la sensación de que me va a gustar más que la de la Tatou)

viernes, 22 de mayo de 2009

Yes, we can


Esto va mejor poco a poco.

Cada sesión de entrenamiento con Tana a solas, luego con Tana y con Rocío ("Rocío, ay mi Rocío" me gustaría cantar), veo que avanzamos y digo "Yes, we can" como Obama. Por poder y por can, de perro. Llevo casi una semana de entrenamiento intensivo por inmersión, es como la academia Berlitz pero más barato. Necesitaré casi un mes y luego recordatorios.

Tengo un pantalón y botas como de militar, me destrocé los pies con una sandalias planas, cómodas, pero totalmente inapropiadas para estos menesteres. Con Tana hay que vestir como Rambo, ir como igourney Weaver en Alien, un horror. Qué ganas de ponerme los tacones y un vestido, por Dios.

Salgo todos los días una hora por la mañana y otra por la noche con Tana. Y para que Olimpia no se quede triste, no se sienta ignorada, la dedico a ella más tiempo que nunca, media hora al menos de paseo ella y yo, también solas. Con Oli da gusto, salvo lo de comer basuras, el resto como la seda. Qué verdad es el refrán de "otros vendrán que bueno me harán".

Y en medio de todo esto preparación de clases, un plan de igualdad que me trae loca, y muchas otras cosas: cuanto menos tiempo tienes, mejor lo aprovechas.

Yo me desperezaba habitualmente por las mañanas al ritmo que me imponía ... nada, nadie. No trabajo con un horario definido y, salvo los días de clases o viajes por trabajo -unos seis al mes, más o menos- que me levanto antes de las 6 con despertador, lo de levantarse "a lo católico" (o sea, cuando Dios quiere, que acaba siendo cuando te pete) era una verdadera tentación. Como lo era tomarse tranquilamente el té en la cama, Olimpia aguantaba tranquila.

Ya admiraba a los padres y madres de niños pequeños antes. Ahora los entiendo. Joé.

Lo primero del día es que Tana haga el primer pis del día fuera, se mea en cuanto se pone en pie. En el Boalo basta con abrir la puerta, aquí hay que vestirse a toda prisa sobre las 7 y salir con las dos una media hora, festivos incluidos, da igual. Con lo que me gustaba a mí quedame entre las sábanas y hacer las cosas con calma. El cielo debe de ser algo así, un ángel que te diga "todavía tienes media hora más", y a la media hora, otro ángel que te lo vuelva a decir, así hasta el infinito. Ahora será en el cielo, espero, porque lo que es aquí se me acabó por una buena temporada.

Desayuno a eso de las 8 o antes, ellas también, sigo con 2-3 horas de curro, salgo con Olimpia de nuevo a solas un ratito y con Tana también a solas. Cuando vuelvo puedo trabajar otras 2 horas antes de comer porque ellas, las dos, están muertas y yo, increíble, me encuentro en plena forma mental. A eso de las 6 de la tarde de nuevo paseo, con ambas ya juntas, más relajado, hay otros perros y Tana tiene que socializar. Le encanta jugar, es incansable. Olimpia en cambio pasa de perros, es como una actriz ya mayor, consagrada, que puede elegir muy bien sus papeles y con quien quiere estar. Es la Lola Herrera de las perras, piensa esta perra, tiene corazón, estoy segura.

Ceno rápido, a las 11 o así otra vez clase con Tana y Rocío, la entrenadora. Caemos rendidas pasada la medianoche. Estoy con un suplemento vitamínico, otro para abrir el apetito y doble ración de comida porque realmente lo necesito. El miércoles me comí un pollo entero, el jueves filetes para parar a un regimiento, pasta en abundancia, devoro. Y ahora mismo estoy pensando en un bocadillo de jamón ibérico, o de lo que sea.

"Yes, we can", esto del adiestramieno "en positivo" es un esfuerzo continuo. Tengo que imponer mi deseo con mi cuerpo y mi actitud porque soy el líder de esta peculiar manada y lo mejor para los perros no es ni el enfado ni el cariño tal y como lo entendemos los humanos -y en especial algunas humanas entre las que me encuentro-, es la disciplina constante, el orden.

Pasear a buen ritmo, hacerles andar, jugar con ellos también, ignorarles totalmente cuando hacen algo mal, en casa o fuera, no pasarse demostrando alegría por sus logros tampoco, anticiparse a lo que van a hacer. Tú eres más listo, tú eres mujer u hombre y debes de saber que ese niño que se acerca va a ser un atractivo enorme para Tana y hay que prevenir qué puede pasar. Es fundamental canalizar el entusiasmo y la fuerza de una cachorra boxer. No hace falta hablarles tanto. En casa ni caso, en la calle pendientes de ellos, y siempre mucha autoexigencia personal para mantener esa disciplina. Si tú no te valoras, no entiendes tu propio poder, ellas tampoco.

"Yes, we can", una perra, una cachorra, no siente tu cariño "a lo humano", por supuesto que necesita contacto físico, mucho, y darle palmaditas, pero el abrazo y otras cosas no significan nada para ella. Es otro contacto físico el que aprecia. Es un animal de manada, necesita que haya orden, jerarquía, disciplina o está perdida. Por supuesto que nota tu voz, pero da igual que la recites "Veinte poemas de amor y una canción desesperada" de Neruda que la guía de teléfonos, es el tono lo que cuenta, no lo que digas. Y con una vez que le digas "Tana, buena perra" basta, más allá de tres o cuatro palabras tuyas y el tono en que lo digas ella pasa de todo, la lías.

¿Qué valora? Fundamentalmente el premio alimenticio: un trocitín de salchicha, continuo, de cada vez que hace algo bien, al principio de cada vez que la nombras y te mira. El contacto visual es vital siempre entre perra y amo. Y que digas su nombre: nombre y premio cuando te responde mirándote, así muchas veces. Más adelante su nombre, la orden que quieras que siga, y, seguido, cuando obedece, el premio alimenticio para que lo asocie al acto que quieres que haga. Actuará por premio, no por nada más, y por hábito de hacerlo, algo por tu tono. Salvo su nombre y 6 órdenes claras y reconocibles -ven, aquí, lado o junto (para que ande a tu lado)- poco más va a entender. No hay más, es todo mucho más simple, mucho más fácil.

"Yes, we can", tengo que dominar mi enfado y desesperación cuando no se porta bien -casi siempre- para que me tome en serio, no entiende un cabreo salvo que yo la mordiera, y tampoco es plan, quedaría raro una tipa mordiendo a una cachorrita, seguro que me denunciarían.

La autoridad no pide palabras, es un tema de simple y llana presencia, nada más, en el ámbito animal, no sé si en otros, me temo que también. Una vez que se ha meado Tana en casa no hay nada que hacer, ya no. En la calle tengo que sentir la correa suelta y en cuanto ella tire me paro, no debe de haber lucha, tensión, ni que ella se acostumbre a andar tirando. El líder se supone que manda de modo fluido, que se comunica de modo constante y sin tirar ni tú ni el perro.

Mi cuerpo siempre recto, no irla a buscar jamás ni seguirla, tampoco pegarla, la correa siempre a la izquierda, sueltecita. ¿Tira ella, aún levemente? Me paro de modo suave pero inmediato, no me enfado, no digo no, me paro y no sigo, así 800 veces: la tendencia de Tana es a tirar de la correa. Tiene tanta fuerza que en menos de un mes me derribará si quiere, por eso tengo que dominarla y ya, frenar su impulso de saltar de alegría que le entra al ver a otro perro, a las personas..Mi pierna izquierda (o derecha, según lleve la correa) siempre delante de ella, ella siempre detrás de mi cuerpo, me tiene que seguir y estar ella pendiente de mi ritmo, no al revés. Así otras 700 veces, rectificando de modo continuo.

El otro día casi me echo a llorar, estaba agotada y no cogía el truquillo de llevar la correa sin tensarla y evitar a la vez que la perra no tirase, no se adelantase, me siguiera a mi ritmo. El miércoles ya pude.

Yes, I can. Tengo que poder.

La quiero, me está costando mucho, no por ella, es por mí, soy consciente que soy yo, no ella, el problema.

He aceptado a una perra, una boxer, que es todo un desafío de raza para alguien como yo, nerviosa, entusiasta, vital, activa y con mucha energía pero sin orden, caótica, impaciente e inconstante, nada disciplinada. Se ha juntado el hambre con las ganas de comer, pájaros de un mismo plumaje. En qué estaría pensando aceptando una cachorra boxer como regalo. Me doy cuenta, soy un ciego guiando a otro ciego, pero soy la responsable, la humana, y quiero intentarlo con todas mis fuerzas, una boxer tiene que obedecer y estár muy controlada o es un peligro público.

Quizás Dios me ha enviado a Tana para que aprenda algo y no sólo de perros, necesito ver esto más allá de mis narices y con sentido del humor o tiro la toalla. Creo que tengo cabeza suficiente para llegar a dominarme y para educarla, más bien para instruirla, pero a veces dudo, la verdad.

Tana es buenísima según me dice Cristina, otra amiga propietaria de una dálmata, Tara, a la que mantiene a raya. Habla Cristina, se mueve, y su perra la sigue a rajatabla. Cristina, yo quiero ser como tú, no por el dominio del perro, que me es igual, es por mi propio dominio.

En vista de todo lo cual me voy a tomar un día libre y me voy a Córdoba porque Manolo, que ya tengo ganas de conocerle, me ha invitado y necesito un día de descanso. Sé que me va a tratar de maravilla y que lo voy a pasar genial como me pasó con Toi en Sevilla. ¡Ay ese salmorejo que me estará esperando! Y Manolo, ese el primero, tengo muchas ganas de conocerle en persona.

Será sólo un día pero voy a disfrutar a tope, Josianne sacará a Tana, la ha entrenado conmigo y con Rocío. Y lo hará, por un día, veinte veces mejor que yo. Porque Josianne tiene mucho más autocontrol y corporalmente comunica mucho mejor también, no en vano es brasileña. Y eso lo respira la perra, lo nota.

No soy ni de broma la mejor dueña posible de Tana, hay muchas mejores, soy totalmente consciente. Pero intentaré hacerlo mejor cada día. Con estos bueyes hay que arar: mi familia lo sabe, mis amigos también, mis colegas otro tanto, y Rocío, la entrenadora de Tana, casi la que más. Hasta Tana lo sabe, esto es lo que hay, le podía haber tocado otro ama, pero ésta es la que el destino ha dispuesto, pobre. Tendrá que aguantarse.

Yes, we can. Yes, I can. Y sobre todo, yes, I hope.

Buen fin de semana a todos.

jueves, 21 de mayo de 2009

Mundo, mundos



Creo que todos necesitamos un mundo pequeño, familiar, donde el camarero del bar, es un poner, sepa cómo tomamos el café o qué nos gusta a la hora del aperitivo sin preguntarnos siquiera.

"Lo de siempre, ¿no?".

"Lo de siempre, Pepe".

Es cómodo, es bonito, nos da cierta seguridad y alegría sentirnos parte de ese mundo chico donde saben quiénes somos, donde tenemos un nombre propio. La serie Cheers, que me encantaba, iba de eso.

A la vez algunos mundos familiares se pueden estrechar hasta hacerse irrespirables, por momentos, por temporadas, dependiendo también del aire, de las personas que lo hacen, de si no se abren ventanas o puertas y aquello se hace más y más endogámico y acaba pareciéndose a un mal patio de vecindad o de colegio, nimiedades y tonterías por doquier.

Creo que junto a ese deseable calor que nos proporciona un mundo pequeño, familiar, algunos aspiramos a un mundo grande, a veces hasta anónimo, abierto a posibilidades y también a desconciertos y riesgos.

Viajar y vivir en otros países puede facilitar esa apertura, aunque depende de cómo viajes y vivas . Una puede llevar su propio gueto, exterior, o mucho peor, interior, a todas partes, ir por la vida como si ésta fuera Disneylandia, un simple lugar para hacer fotos o compararlo con nuestro lugar de origen.

Tener amigos de otras nacionalidades, profesiones, educación, creencias y edades puede ayudar algo a ampliar mundo, creo.

Dejarse abrir el corazón y hasta la cabeza, en todos los sentidos, también.

Y leer, por supuesto, todavía más pensar.

Creo que internet en cierta medida y, en concreto, las bitácoras pueden ser una excelente manera de asomarse a través de otras claraboyas y ojos de buey al mundo, a otros mundos. Pasas por algunas ventanas iluminadas o en penumbra tras las que se desarrolla vida, literatura y/o conversaciones en las que, aunque no participes, puedes aprender a mirar, a escuchar, a leer. Quizás a comprender, no sé. A interpretar y a cambiar prejuicios quizás a veces, unos por otros. Es fascinante.

Cierta tendencia a lo endogámico es humana, es lógico desear sentirse querido o, al menos, conocido o reconocido, valorado, a veces simplemente parte de un círculo de cierta confianza cuyos contornos están ahí definidos por afinidades o coincidencias vitales. Pero también es peligrosa esta tendencia, creo.

Me decía un familiar que trabajaba en cine que él no quería ir a fiestas de su trabajo porque sólo había gente de cine. Hasta esos mundos, supuestamente abiertos, acaban siendo cerrados. Hay dimes y diretes, quién dijo qué, cuándo lo dijo, el último chascarrillo, maledicencias, cotilleos, correveydiles, rivalidades y enfrentamientos tontos, los míos o los tuyos, un aire pueblerino en el peor sentido de la palabra que puede hacerse cada vez más denso. Agotador en mi opinión.

En algunos mundos chicos acaba por haber un ambiente de viejo casino, si das dos pasos atrás lo puedes percibir con mayor nitidez y a veces hasta con espanto, repele.

Pero la caspa puede proliferar tanto en la sala VIP del aeropuerto JFK como en un autobús de línea regular entre dos localidades cercanas, se da con tres idiomas distintos de fondo y un botellín de Moet Chandon enfriándose, o con el deje o la jerga local y el vino del lugar.

La mezquindad no es cuestión de geografías y ni siquiera de mundo aparente.

Este ambiente de viejo casino prende con facilidad en ambientes literarios, no literarios, civiles, militares, religiosos o laicos, en departamentos de facultad, en colegios, en medios de comunicación, en asociaciones de mujeres o de amantes de los pájaros, entre quienes paseamos perros, en los hospitales, en la justicia, en las comunidades de vecinos, en las asociaciones no lucrativas, en las grandes ciudades también, en las pequeñas y en las mediadas empresas y hasta en las grandes.

Nadie estamos a salvo, creo. Puede pasar en todas partes. Y se puede pegar.

Es quizás una servidumbre que los humanos tenemos: podemos hacer mezquino lo que originalmente era encantadora pequeñez o hasta atractiva amplitud.

Me gusta tener un pequeño pueblo, muchos pequeños pueblos, familiares, conocidos o también por descubrir, sea en lo profesional como en lo personal, en los que vivir o recalar. Un lugar donde saben mi nombre o la gente se llama de tú. Aprecio su comodidad y amabilidad inicial, pero intento poner distancia mental, espacio, en cuanto noto que no corre el aire o percibo el rumor del más mínimo chascarrillo, aunque sea inocente.

Me gusta moverme en un mundo grande, desconocido, aterrador a veces, donde intento explorar, tantear, donde me arriesgo, no acierto, dudo y cuyo mapa no llego a trazar. Donde no sé qué idioma hablan o el diccionario se me queda obsoleto. Me gusta cierta incomodidad, me hace crecer, pero a veces ese mundo puede resultar agotador en su inseguridad, ríos y mares nunca están donde una piensa.

Necesito de ambos en la misma medida, creo.

miércoles, 20 de mayo de 2009

A por Ava y de cabeza


Hablé el otro día por teléfono con un amigo todavía virtual. Es un hombre encantador, me río mucho con él. Además de que siempre escribe con profundidad y poesía, le envidio, tiene una conversación todavía mejor, llena de centellas y silencios.

Hablamos de mujeres, es una de las ventajas que tenemos las chicas, podemos hablar de lo guapa que es una mujer y nunca sonará extraño. Otra cosa es un señor hablando de Omar Sharif con la pasión con la que yo hablo de Marylin Monroe, pensarían otra cosa casi seguro.

El caso es que, como me fío más de otros que de mí, le consulté qué mujer podía incluir en la "etiqueta" de "prohibidas" del blog, donde por el momento solo figuran Olga Bernad y Marilyn Monroe. Me sugirió que Ava Gardner. No pude estar más de acuerdo. A por Ava y de cabeza.

Uno de mis primeros recuerdos de la actriz es en "Mogambo". Siempre que conozco a un hombre se lo pregunto, "Oye, y tú en Mogambo ¿a quién elegirías?, ¿a Grace o a Ava?". Esta simple pregunta me sirve de mucho: no he podido soportar en mi vida a las mosquitas muertas y me da mala espina quien las prefiere, la verdad. Yo intento no tener prejuicios, pero los tengo, muchos y variados, lo sé. Si un hombre me dice que prefiere a Grace Kelly en vez de Ava puedo llegar a ser su amiga, pero me cuesta más.

Frente a Grace, todo recato y lela como ella sola -en esa película, claro, sabe Dios que no en otras donde está sugerente, mujer, y a por todas, como en "Atrapa un ladrón"- Ava crece y crece, se la come con patatas. Y te dan ganas de darle un meneo a Clark Gable y decirle "No sé ni cómo dudas, a por Ava y de cabeza, por Dios."

En fin, la vida es como el cine, y las que tienen cara de no haber roto un plato en su vida, de muchos tipos, siguen ejerciendo un atractivo atávico entre algunos hombres.

Ava pasó por Valladolid en una de sus estancias españolas. Se puso muy mala y llamaron a un médico, amigo de mi familia, que ya descansa en paz. Al salir, claro, le preguntaban al joven médico los amigos, todos impresionados. Por muy médico que seas, atender a la Gardner debe de molar un montón. Tenía una cogorza Ava de esas de no menearse, nada más y nada menos. Pero piénsese en el Valladolid de los años 60, todo un evento: la Ava en pucela, la Ava enferma, la Ava que llama a un médico y el médico que es asaltado por todos sus jóvenes compañeros y amigos. En fin.

Como Marilyn, Ava era más guapa sin maquillaje, como todas las mujeres realmente hermosas. E iniciada su madurez, levemente ajada más por los excesos que por la edad -el alcohol puede hacer estragos y de hecho los hizo con ella- estaba todavía más guapa.

Ava sin embargo no es comparable como actriz a la Monroe, no sé si estuvo mal dirigida o tuvo mala suerte. Pero sin embargo hay películas como la citada donde está bien, y otras. "55 días en Pekin" es una película que no me canso de ver, me encanta, debe de ser porque me recuerda vagamente a Tintín y el Loto Azul y eso de la guerra de los boxer, o Niven que es un señor, en cambio Cheston tiene un aire chulesco un poco cansino, con perdón.

Como "La noche de la iguana", me apasiona. En ambas Ava está ya mayor, pero para mí impresionante, de una belleza sobrecogedora. La ves en "El holandés errante", mucho más joven, y te mueres, joé, vaya tía. "La condesa descalza" no me interesó mucho, es todo como excesivo, no sé. Tengo que ver todavía "Las nieves del Kilimanjaro" porque si la vi no me acuerdo y ese tipo de historias de Hemingway me gustan, como Houston, son dos tipos desmesurados que me encantan aunque el primero, en mi opinión, está sobrevalorado.

Como toda mujer que se precie Ava se enamoró de un chisgarabís, como era el caso de Frank Sinatra, mucha cancioncita, todo muy bien, pero un tirillas. Pensar que estuvo casada también con Mickey Rooney arroja esperanzas a los poquita cosa o constata que el físico masculino para muchas mujeres es poco o nada importante, o no lo era. Me dicen que ahora las mujeres miran el culo a los tíos, no doy crédito.

Pues eso. Ava, siempre Ava. A por ella y de cabeza, sin dudarlo.



(esto último va por Lolo, este es el tango de sola, fané y descangallada...)

Sobrevalorado



Miro siempre la cosa inmobiliaria, es como un tic, no he comprado casa nunca, pero me gusta ver casas y precios. "Las casas están sobrevaloradas" se repite, me repiten muchos amigos. Antes también lo estaban pero se vendían, al final las cosas valen lo que alguien está dispuesto a pagar. Y ahora nadie paga lo que piden, negocias a la baja tanto en compra como en alquiler.

Lo mismo ha ocurrido con la bolsa, sobrevaloradas muchas empresas asistimos a una caída día a día de sus acciones. No valen el valor que les dábamos.

Hemos vivido una economía de sobrevaloración, ahora pagamos las consecuencias, pero las pagan a menudo quienes menos pueden, como es habitual.

La idea de sobrevaloración me surgió ayer de nuevo, "Aurora, la pareja está sobrevalorada" me dijo una amiga. No lo sé pero sé que otras muchas cosas están sobrevaloradas.

Está sobrevalorada la simple propiedad de las cosas, precisamente porque cuando las tienes muchas veces dejan de valer el valor que tú las otorgabas antes de tenerlas. Creo que el disfrute de ellas, que no la propiedad, es el verdadero valor.

Está sobrevalorada, en otro orden de cosas, la vida en una ciudad con muchas posibilidades culturales, al final se aprovechan de ella quienes visitan la ciudad, no quienes viven en ella que muchas veces no tienen tiempo.

Está sobrevalorada, también y al contrario, la vida en el campo, a menudo te comes unas raciones de soledad que el paisaje no puede mitigar.

Está sobrevalorada la seguridad, es mi opinión, al final no hay nada seguro, y pagamos un precio por ella, le asignamos un valor, que acaba por no tener, creo.

Están sobrevalorados y de qué manera los estudios universitarios, los títulos universitarios, muchos máster y cursos de posgrado, algunos de prestigiosas instituciones. Hay tontos en tres idiomas y con MBA, para empezar, pero todavía es más de temer el afán español por acumular títulos que no significan nada porque nada aprendes salvo lo ya sabido o lugares comunes: coordinación académica pésima, un modo de sacar dinero y tener a la gente ocupada y la filosofía del "cumpli-miento", departamentos y personas se asignan el tanto de acumular cursos y posgrado sin que sirvan realmente.

Está sobrevalorada la juventud, no volvería a tener veinte años ni siquiera treinta por todo el oro del mundo, como lo siento lo digo.

Están sobrevalorados, a mi entender, muchos escritores, algunos cineastas, muchísimos actores, mientras otros a la sombra y casi desconocidos tienen joyas en su haber que valen mucho más. De igual forma, y aún en otro plano totalmente distinto, están sobrevalorados restaurantes, hoteles, algunos lugares, ropa de marca, todo eso que se supone conforma "el buen vivir", al final gran parte de éstos no valen lo que cuestan, la calidad que ofrecen no tiene nada que ver con lo que pagas, te encuentras un servicio pésimo o una tela y unas costuras de horror detrás de tanto nombre.

Están sobrevalorados algunos puestos de trabajo, muchos de relumbrón, que son un auténtico rollazo y fuente de una insatisfacción profunda y constante, tragar con ruedas de molino una y otra vez. Como en la película de "Armas de mujer", una lucha implacable para acabar con un despachito igual que otro despachito y esclava, esclavo, de él.

Están sobrevaloradas muchas empresas, Ibex 35 y todo lo que Vd. quiera, van de multinacional y todo el personal directivo es de origen español, no hay un solo extranjero, terror a vivir fuera, a mezclarse y batirse el cobre con otros mejor preparados, joé con el talento, qué resistencia a captarlo de fuera o donde sea mejor, claro, al final toda una clase de bien instalados en el poder económico y una incompetencia brutal vestida de lugares comunes, no leen más que el periódico, algunas excepciones las hay, pero pocas.

Están sobrevalorados en España los medios de comunicación, los periódicos, me entra la risa floja cuando oigo, con todos mis respetos, a Pedro Jota y otros que se creen el centro del mundo. Perdonen, cada vez les leen menos gente y son siempre los mismos, Vdes. son unos auténticos desconocidos que no se comen un colín en los "media" a nivel mundial donde para empezar no se manejan porque ninguno de Vdes., ninguno, habla inglés. Vd. al final es "sólo" el director de un periodico español que fuera de aquí no pinta absolutamente nada. Y aquí son un mundo endogámico y pequeñito de "quien dice que digo que dijimos que diremos", alguna excepción pero pocas, muy pocas. Luego te ríes porque no aceptan un no, no se lo creen, piensan que la posibilidad de escribir para ellos es el sueño de todo mortal y no es así, ni de broma.

En cambio creo que no se valora lo suficiente la salud, los amigos de verdad, los fines de semana tranquilos, los niños -no hay nada como un niño-, la compañía, el buen tiempo (es una bendición y quien ha vivido en climas pésimos lo sabe), la independencia, la alegría y la bondad. La bondad está infravalorada, pensamos que los buenos son tontos. Y más cosas, muchas más.


martes, 19 de mayo de 2009

Rocío, entrenadora de perros (y personas)


Rocío es rubia, guapa, tranquila y su sola voz calma a los perros.
Ella misma tiene dos perras, ambas labradoras, que la siguen a su lado sin correa ni nada, se paran en los cruces, se quedan quietas a distancia de su ama cuando ella así se lo pide.

Todo está en el lenguaje corporal y la presencia de Rocío, tranquila y serena, impone a los canes otro comportamiento de forma inmediata.

Rocío me está ayudando con Tana, que ya tiene cinco meses. Los boxer son perros muy entusiastas, con una energía desbordante y un alto nivel de actividad que hay que canalizar. Necesitan disciplina, ejercicio también, son muy cariñosos pero su fuerza y ritmo sin educar puede ser demoledora.

Empezamos el jueves pasado, llevamos unas tres sesiones, yo por mi cuenta debo de poner en práctica lo que con Rocío hacemos. El caso es que la puñetera de mi perra tira muchísimo de la correa y es algo que hay que controlar y enseñar ya porque en menos de dos semanas me tirará.

Tana en el Boalo es más cómoda, está en el jardín y caga y mea casi siempre allí, pero tiene que acostumbrarse a no mear ni cagar jamas dentro de una casa, cosa que todavía no tiene cogido.

Por otro lado a Tana le encantan los niños, los perros, las personas, los jardineros, las ancianitas, los que van en bicicleta, los que corren, los que comen, los que hablan, los que la chistan y los que no. Resumen: le encanta todo el mundo, es decir, muestra un entusiasmo que se desborda y que es un peligro porque salta sin parar, se lanza, quiere jugar y, sin ser peligrosa, lo puede ser.

Cuando digo que hay que educarla no es por mi, no es por un tema de que yo domine a la perra, sino por un tema de seguridad general. Con cinco meses ya asusta, no digamos con una año.

En fin, son cinco meses, estamos en el momento clave, vamos a ver si puedo.

El caso es que la puñetera en cuanto aparece Rocío la sigue, la obedece y hace lo que la dice y ni siquiera lo la dice, no hace falta ni que le de una orden. Es más: delante de Rocío la hija de su madre me obedece, desaparece Rocío y volvemos a las andadas.

Rocío es de las de educación positiva, no castiga jamás, sólo ignora a Tana si no hace lo que quiere, no alza ligeramente la voz, todo siempre con premio, continuo refuerzo en positivo.

Así ha educado no sólo a las suyas, a medio barrio perruno de modo informal o más formal.

Yo creo que Dios me ha enviado a Tana para que yo aprenda algo. Paciencia y constancia. No sé si a los 48 años puedo aprender ya esto. Me está costando Dios y ayuda, la de Rocío, que es impagable. Veremos si puedo.

Yo quiero, pero ¿puedo? Tengo serias dudas sobre mi capacidad. No es Tana, soy yo, que también necesito educación, entrenamiento. Mucho.

jueves, 14 de mayo de 2009

Agotamiento/ Página en blanco


Agotamiento, cansancio, ganas de no moverse durante días y de quedarse metida no ya en casa, en la cama.

No querer saber de nadie ni de nada durante unos días al menos.

No poderse ni mover.

No es fatiga crónica, esa enfermedad tan desconocida y tan dura, tampoco esa otra que con tanta frivolidad se menciona y que tan poco se comprende, depresión. No.

Es simple y llanamente cansancio físico, emocional y mental que pide dormir, unas cuantas páginas en blanco.

Necesito espacio en blanco.

Mucho blanco.

Nada de letra. Ni interna ni externa.

El ordenador casi peta, le someto a un ritmo de tecleado, idas y venidas, conexiones y desconexiones en diversos lugares, me cuelgo aquí, allá, me lo llevo, me lo traigo. Hombre, es portatil, pero no es eterno.

Tengo que llevar el ordenador a que lo revisen, cuentro con otro de sustitución que puedo y debo poner en marcha, lo compré previsoramente hace meses.

Es tiempo de dejar éste en reparación y comenzar a utilizar el otro.

Y lo mismo yo.

No se puede posponer por más tiempo una revisión ni el descanso de verdad, que es no hacer nada, pero nada-nada, tampoco planes de ocio o de ver amigos ni gente.

No estar para nada ni para nadie unos días para poder estar luego mejor para los demás, para una misma. No puedo estar para otros si no estoy para mí antes, si no estoy por dentro conmigo misma. Y ahora estoy fuera, no dentro. Necesito entrar otra vez y cerrar la puerta unos días, hacer silencio y calma.

¿Puedo hacerlo? Creo que sí, anulo todo, absolutamente todo desde hoy hasta el lunes.

Todo puede posponerse menos la serenidad.

miércoles, 13 de mayo de 2009

El placer de enseñar y apoyar 2)



El caso es que ya sólo doy clases en posgrado y algunos otros cursos y máster. Para la Fundación Ortega y Gasset, la Fundación Luis Vives, la Complutense, la Francisco de Vitoria y alguna otra institución, además de cursos de formación a empresas u organizaciones, pero esa es otra historia. Al final, unas 200 horas al año como máximo. Sé que no puedo con más o me rompo.

Echaba tanto de menos ese trato más permanente y constante con los alumnos que creo que empecé a formarme como coach hace dos años porque descubrí que ese proceso de acompañamiento es muy similar al que yo desarrollaba cuando daba clases en licenciatura. No tanto en la clase en si como en las tutorías donde estás, entre otras cosas, para escuchar y hacer de espejo. Para animar, alentar y confiar.

Hablo, claro está, de personas que han cumplido los 20.

Sí, sé que el coaching es en parte sustituto y en parte complementario de las clases, de la consultoría también, que suele ser complicada porque te contratan para que digas lo que piensas, lo que ves. Y busques una solución, una vía, para que seas capaz de decir "por aquí".

En coaching estás para que el otro se pregunte, pueda formularse preguntas a veces, y se dé sus propias respuestas, para apoyar un cambio que él tiene que realizar, o una permanencia, es igual.

En las clases das algunas respuestas y orientaciones, un poco de conocimiento, claro, pero debes plantear más preguntas, creo yo. Y al final compartes más que impartes. Yo por lo menos.

Disfruto tanto cada vez que doy clases, lo paso tan bien, que me compensan las papillas que a veces devuelvo, todavía me pasa. Vaya todo por el placer de enseñar y aprender en comunidad.

Y por los alumnos que quedan como amigos, a pesar de lo que les exijo y de la marcha a la que les someto a menudo.

En mitad de Cariño, pueblo en Galicia, de una calle, o de repente en internet, zas, ahí están, con una sonrisa visual o de tono, lo notas. "¿Te acuerdas de mi?" Pues claro, aunque no me acuerde en ese momento, a los diez minutos de conversación es como si hubiera estado ayer en clase con él, con ella.

No obstante, he abierto otro blog para ellos, actuales y pasados, y colegas, por supuesto.

Esta bitácora de aquí ya tiene demasiada variedad. Voy a ir haciendo "spin off" que dirían los anglos, o sea, extensiones, salpicaduras, derivaciones. Y a ralentizar el ritmo, quizás la extensión de las entradas de ésta, no sé. Más que nada para no cansar a la gente, "más vale que te echen de menos que de más" es un lema. Como necesito escribir, he pensado que quizás es bueno abrir otros frentes sin agotar siempre a los mismos lectores que son muy buenos y muy pacientes, pero a quienes puedo marear un poco si sigo a este ritmo e intensidad.

La bitácora de coaching la estoy remodelando, necesitaba un tiempo para ello, leer más, pensar más y asentar algo de conocimiento y práctica, tanto como persona que la están "coacheando" (vaya palabra) y que está "coacheando" a otros.

La de aprendizaje en comunidad la acabo de lanzar. Es para alumnos, pasados y presentes, y colegas. Me va a apoyar en las clases -durante, después- y a mantener esa comunidad de aprendizaje en la que tanto creo.

Y tengo otra bitácora para placeres varios, de los cinco sentidos, espero que será coral. De esos placeres también vivimos entre las muchas alegrías y algún que otro disgusto que el trabajo da.

Todo se andará. Y se transformará.



martes, 12 de mayo de 2009

El placer de enseñar y apoyar 1)




Hace unos nueve años me llamó una amiga que daba clases en una universidad privada.

Llevaba trabajando yo en comunicación unos diez años, tenía mi propia empresa y colaboraba con otras, así como con entidades del tercer sector (léase organizaciones sin ánimo de lucro) de diverso tipo. Y más cosas, siempre estoy metida en cien cosas, los vagos estamos siempre metidos en más cosas que los trabajadores, lo tengo comprobado. Otra cosa es que las hagamos bien.

Me propuso algo insólito: dar clases en una universidad. Había hecho los cursos de doctorado, la tesina y tenía el DEA (no la tesis, sigue pendiente, ¡ay!) Era todo un reto, por eso quise. Nada como aceptar desafíos para vivir con más ganas.

Me entrevistó luego el decano, un tipo majo que no duró allí ni dos años, y me dijo que adelante. Pasé ese verano preparando clases como una burra. Leí del orden de 20 manuales de la materia o afines, quince de fuera. Consulté con colegas, también con otras persona de fiar, estudiantes incluidos.

Sabía lo que tenía que enseñar porque la materia, una troncal de Ciencias de la Información, era el ámbito de mi trabajo. Al final escribí un manual muy de andar por casa propio, 200 páginas, con sus prácticas y todo. Sé que ha servido para otros profesores que lo han utilizado con y sin mi nombre, me es ya igual. Pasé dos años en esa universidad, tres en otra. Hice otro manual en plan casero porque quise tener otra asignatura. Daba 1 de cada 4 clases en inglés, coordiné dos seminarios. Adapté al castellano otro manual americano, con todos los casos y las entrevistas enfocadas a nuestro país para la editorial Pearson.

Todo para nada.

Bueno, sí: lo pasé genial. Y conocí gente.

Lo pasé estupendamente en clase y mejor en la tutorías, a pesar de los sofocones, un poco peor en cambio en otros sentidos.

No tengo lo que hay que tener para estar en algunos sitios, quizás en demasiados. Tampoco, espero que no suene a chulería, necesito de la universidad ni económicamente ni como carrera, ni como reputación, no me interesa en ninguno de esos sentidos.

Es otra cosa lo que busco y lo que quiero al enseñar a otros.

Carezco además de constancia y de paciencia y de otras muchas cosas que debiera tener, eso también.

Pero en cualquier caso todo ello, malo, bueno o peor, me acaba por dar una libertad enorme y la utilizo.

Cuanta más libertad tienes, más quieres.

El caso es que se me hizo un regalo monumental el día en que empecé a dar clases, aunque en la estructura de la universidad, privada o pública, no pegue ni con cola y tenga que ir en otro plan, no pasa nada.

El hueco se lo hace uno en todo, en la vida, en la profesión. Sin miedo. Lo que no quiere decir que no haya dificultades ni un precio, a veces caro, que se paga siempre.

Es un decir lo del miedo, porque devolví aquel día de septiembre de mi primera clase hasta la primera papilla de un ataque de responsabilidad que me entró, cosa que me sucede todavía cuando me enfrento a algo nuevo.

Sin embargo, cada vez que doy clases me lo paso tan bien, disfruto tanto, que vuelvo a dar gracias por ese regalazo que me hicieron a finales del siglo pasado.

Decidí en el 2006, tras cinco años dando clases en la licenciatura, que no podía con todo. Con la intensidad de trabajo que supone la consultoría junto con las clases en la universidad tal y como se planteaban entonces. Quizás más bien con el nivel de exigencia propia con que yo me las planteaba, es posible. A lo que se sumó muy especialmente mi desesperación al ver que mandan los que nunca plantean problemas y los que yo, posiblemente de modo injusto, juzgo como incompetentes. Una combinación de varios factores es lo más probable.

"No quiero ni puedo hacer coches coreanos, en cadena, a mí me gustan los Rolls Royces, el trabajo artesanal".

Siempre "haciendo amigos" al despedirme de algunos sitios. Tengo la mala costumbre de hacerlos de verdad en los lugares donde no voy a sacar nada. Entre los alumnos, por ejemplo.

lunes, 11 de mayo de 2009

Luz y calor


Estamos hechos para la luz y para cierto calor, no axfisiante, pero sí que permita la vida.

La vida se hace en calor, con temperatura. Se genera así, para empezar. Y crece siempre mejor con calor, con luz.

He escrito que estamos ciegos, todos, y que ver, lo que se dice ver, vemos poco, creo yo. Y sin embargo, precisamente porque vemos poco, quizás no entra la luz en el cristalino como tiene que entrar, o entra demasiado o por donde no tiene que entrar. No sé, yo qué sé.

El frío es algo muy malo, el calor, especialmente el humano, mejor dicho, sobre todo y principalmente el humano es fundamental.

Al menos con calor, en penumbra pero con calor, por Dios.

Hay que ver qué frío se pasa cuando hay frío humano.

Siempre pensé que el peor insulto era que te llamaran fría, sigo creyéndolo. No tonta, fría. Fría, la peor maldad en mi opinión. Para una mujer, para un hombre.

Murió Vicky y los de Madrid nos enteramos ayer. Lo último que supimos es que la internaron el jueves y que la sedaban, luego el silencio. Pude verla el lunes pasado al bajar a Sevilla. Y darle un abrazo.

Visitando El Escorial con la pareja de Alabama me llamó Miriam y me lo dijo, llevábamos varios días sin saber y a la vez sabiendo. Hay que respetar también el silencio y que las personas hagan las cosas como quieren hacerlas.

La fe nunca es un consuelo, no lo es. Y quien crea que lo es, en el sentido de que nos quita lágrimas, se equivoca. Nos da muchas, no diferentes, ni menos ni más que a otros. Las mismas al final.

Como preguntas: no las evita, tampoco las resuelve de un plumazo ni para siempre, ni siquiera para unas horas. Incluso provoca algunas que no podemos ni verbalizar.

Tampoco la fe minimiza la rabia. Ni de broma.

No tengo ni pajolera idea de qué da la fe en estos casos, la verdad.

Quizás la plena confianza de que mi amiga está sin estar y está también donde ya no sufre. Con plena luz, con un calor que ya no desaparece. A gusto.

Y que, como ha incluido en sus oraciones de la noche su niño chico, les protejerá a los 3 y a su marido, de alguna manera. "Mamá, protégenos", simple y llanamente. Los niños saben rezar, si nos les fastidiamos saben hacerlo.

Ayer en El Escorial bajamos al Panteón de Reyes casi al final.

Es la parte menos interesante de la visita, de hecho para mí ninguna, demasiada grandielocuencia. Pasé totalmente de la guía y de la explicación.

Siento indiferencia, desinterés, me da igual cómo entierren a los reyes o a los infantes, son historia de mi país, sí, pero me da como un poco de risa tanto túmulo, tanto escudo, tanta chorrada, me parece pretencioso.

Siento un rechazo instintivo, ni siquiera republicano, ante semejante despliegue.

Subimos a la biblioteca donde en el techo la teología reina sobre el resto de las disciplinas.

La esfera armillar mostrando la tierra en el centro, libros abiertos mostrando el saber de épocas pasadas. Lo que supimos, que luego supimos que era incorrecto en todo o en parte. Pero luego otra vez volvimos a saber de otro modo, que tampoco es cierto. Nada.

La basílica estaba cerrada por reformas.

Pude asistir a Misa de ocho al dejar a los yankis en su tren en Collado tras la paella en casa.

Hablé luego con Jose por teléfono, estaba muy sereno.

Lo hará bien, es bueno e inteligente.

Los niños han salido a ambos, sabrán salir adelante también. Y han estado y están rodeados en Sevilla de personas muy buenas y muy cariñosas.

Hay gente estupenda que está donde se las necesita, en permanente imaginaria cuando hace falta. Dando calor. Y ahora es tiempo de dar más calor, un calor suave pero constante.

Joé con la vid, los sarmientos y el permaneced en mi. Joé. Cuesta. Cuesta mucho.

sábado, 9 de mayo de 2009

Flores, orden, regalos y pérdidas



Me encantan las flores, mantienen todas, salvo las de invernadero, que van a otro ritmo, un orden y una educación impecable a la hora de presentarse.

Primero Vd., no, no, por Dios, Vd. pase antes que le toca Vd.

Nadie se cuela si no le toca.

Primero fueron las mimosas, apenas llegó febrero y se llenó un árbol enorme de Juan Hurtado de Mendoza, la calle al lado de donde vive mi madre. Y en mitad de un mes helador pude ver ese amarillo que tanto alegra en mitad del viento que corre en esa calle.

Y luego más mimosas en las manos de las gitanas que venden flores, una alegría más que nos prometía primavera en pleno frío. Su olor es también bueno.

Las camelias son otras que tal, éstas ya muy elegantes, no en vano Chanel las escogió como detalle para la solapa. Tendrán pereza. Las hojas esas tan duras y tan brillantes son estupendas como verde de ramos y centros de flores en casa.

A las mimosas y camelias le siguen los distintos almendros o cerezos, primos hermanos o ya lejanos. Se llena todo Madrid de diversos árboles de flores rosas, más o menos intensas, algunas rosa palo, precioso desde febrero hasta ahora.

En el jardín tengo uno impresionante, casi morado es. Tendré que averiguar qué es exactamente.
En la sierra de Madrid todo es sin embargo mucho más tardío. Pero florecen también.

Lo notas cuando vas en coche y vas viendo cómo la primavera llega o no si estás más al sur o más al norte. Florece antes Tres Cantos, y luego Colmenar Viejo, más tarde Manzanares el Real, Cerceda, El Boalo después, y luego Matalpino, por último Becerril donde suele hacer un frío considerable. No quiero ni pensar qué pasa en Navacerrada.

Empieza el cantueso tímidamente, asomó ya a principios de abril y ahora está en su mejor momento. Luego siguió la retama, comenzó hace unas semanas. Me gusta tanto como el tojo del norte, y como la mimosa, pero es que el amarillo da mucha luz. Y mucho más tarde la jara con sus flores blancas y delicadas y esa resina que da un olor tan bueno. De hecho la jara ha florecido ya hasta Colmenar Viejo, pero aquí en El Boalo todavía están engordando las yemas, no se fían.

Como las amapolas que tanto me gustan, por aquí hay muy pocas, estamos a más de 900 metros y quizás no les gusta tanta altura, o es el suelo, muy rocoso.

Desde una semana antes de Semana Santa, ya teníamos lírios morados, preciosos, por todas partes, salvajes. Ahora los he visto agostarse y me ha dado pena, necesitan agua, pero bien guapos que han estado durante más de un mes.

Ayer en mi jardín brotaron dos pequeñas rosas de un rosal que pensaba que no me iba a dar nada. Al lado del aljibe lo tengo, a penas lo miro, debería de haberlo podado, pero ni tiempo tuve.

Y sin embargo me regaló dos flores rosas. A pesar de no cuidarlo.

Así son a veces las cosas.

En orden, y por su orden, pero con buenas sorpresas y sin haber prestado atención ni interés.

La naturaleza y la vida pueden ser muy agradecidas, muy generosas.

Y sin mérito alguno por nuestra parte.

Vaya por lo que cuidamos y atendemos con mimo y, sin embargo, perdemos a veces.

Sin culpa nuestra tampoco. Así es la vida.

viernes, 8 de mayo de 2009

Sweet home Alabama


Hacía tiempo que no hacía de cicerone. Me encanta, para empezar porque lo de organizar me apasiona, qué le voy a hacer. Segundo, porque enseñar tu ciudad o alrededores siempre está bien, algo sabes que a los demás les puede interesar. Como doy clases sé lo difícil que es a veces tener una audiencia cautiva e interesada. Lo de guía turístico es muy agradecido, se quejan poco y suelen estar encantados.

El caso es que por una de esas cosas del destino, Toi me dijo que venían los jefes de Jero a España, me ofrecí a echarle una mano, y he acabado recibiendo ayer a una pareja de periodistas de Alabama en el aeropuerto. Fue divertido, les escribí hace dos días un correo electrónico tan entusiasta que pensaron que yo era realmente una tour operadora y estaban espantados pensando que les iba a cobrar o algo así.

Menos mal que le mandé copia a Jero diciéndole que les aclarase quién era yo, no fuera a ser que pensaran que estaba loca, como así fue. Aclarado, pero no del todo como luego se verá.

Así que ayer me fui al aeropuerto y como su vuelo se atrasó les hice un paquete de bienvenida: pase para todos los museos de Madrid y su comunidad durante 3 días así como para todas las visitas andando con guía inglés que hay en la ciudad (Madrid Barroco, Madrid de los Austrias, Madrid la repera, Madrid for ever, etc.) y ticket de metro y bus para 5 días, más mapas, más una guía.

Me faltó el abanico y el botijo, hubiera sido bonito, seguro que se lo acabo regalando, me conozco.

Por cierto, casi me traigo a una guiri que no era, porque como sonrío mucho una tipa al salir del avión me tomo por quien la tenía que ir a buscar, menos mal que al preguntarle yo por su marido y decirme que no venía caí en que no era Ms. Regina Wright. Otro señor me dijo que ya le gustaría ser Mr. Right, pero que era Mr. Wrong, en fin, la espera estuvo entretenida.

Bueno, al final salieron, les dije que esperaba a gente mucho mayor, lo que les encantó, sé qué decir siempre que sea agradable, es la costumbre de haber trabajado en comunicación, no se miente nunca, pero se intenta mostrar la mejor cara. No cuesta nada y la gente se pone muy contenta.

Salimos de Barajas y tras intentar meterme en el centro acabé dejando el coche en un parking en el quinto pino, tengo poca costumbre de conducir en ciudad y hay miles de prohibiciones y direcciones que no se pueden tomar. Resultado: les hice subir la cuesta de Bailén con un sol de justicia, acabé llevándole la maleta a ella porque le iba a dar un yuyu.

Sobrevivieron pese a todo. Les dije que siendo el centenario de Darwin lo hago con todos los turistas por eso de la selección natural: si salen adelante son resistentes y pueden aguantar el resto del tour, si no, pues al hoyo. No sé si entienden mi sentido del humor, creo más bien que no.
Quisimos ir a las Descalzas Reales, tienen el convento al lado de su hotel, pero el aforo estaba lleno. Como es clausura sólo se abre unas pocas horas y si hay más de 30 personas no dejan pasar, espero que hoy lo hayan podido ver. Así que nos fuimos a San Ginés. Allí les expliqué quién era Lope de Vega, Quevedo y Calderón de la Barca un poco más adelante, porqué tenemos tantas Vírgenes pero sólo hay una (quedó un poco hindú pero ya explicar teología católica pero española en inglés me supera) y como no todo va a ser literatura o teología seguí por la calle Mayor hasta la Plaza Mayor con lo del chocolate con churros, qué era la cecina, qué es el jamón ibérico (from pork I like even the way he walks... ), la pastelería la santiaguesa, la cruz de Santiago, la empanada gallega, etc.

Luego Palacio de Oriente, el toisón de oro -look at the lamb hanging in the "pendón del rey" -con perdón-, que el trono no se usa, que la corona tampoco, que el rey no vive allí, etc.

Estábamos muy cansados a eso de las dos y comimos en plena plaza de Opera. Y luego se fueron a echar la siesta. Yo también. Tenía 3 horas de clase de 7 a 10, incluso para mí hablar tanto es mucho.

El sábado nos vamos a la opera al aire libre (y gratuita) que hay a las 8 de la tarde (los cantantes someten a un tribunal popular a Mozart), luego a cenar, al día siguiente al Escorial y al Castillo de Manzanares el Real. Y después paella en mi casa y tarde de relax y piscina si es que la puedo poner a funcionar entre hoy y mañana.

Quieren probar paella y tapas, lo segundo les he dicho que en cualquier lado casi, lo primero me da tanto miedo que les he prometido que la comerán en mi casa: a la gente le encanta envenenar a los turistas con paella, yo prefiero que hagan ejercicio y mueran de infarto.

"Así que tú conoces a Toi".
"Mmm, realmente no".
"Bueno, pero Toi sí conoce a Jero".
"Pues mira, tampoco".

Casi fue peor explicar que realmente no nos conocemos de cara ninguno o casi ninguno, pero que nos fíamos los unos de los otros. Yo creo que esto ya les superó y me dijeron muy educadamente que si se podían echar la siesta. Les di permiso, tiene él 70 años y ella sesenta y algo, me dieron pena, no se trata de repatriar dos cadáveres. Quedamos el sábado a las 7 en su hotel, aunque tengo dudas de que no quieran darme el esquinazo.

Son majos, alucinan un poco pero es normal. Se acostumbrarán.

Pero creo que están deseando llegar a Sevilla y tener un poco de paz.

Toi, visita relajada y republicana, por favor.

jueves, 7 de mayo de 2009

Tu pueblo será mi pueblo



Mi querida niña, sigo contigo, aquí entre sábanas y el oxígeno donde me he colocado un rato, he recordado momentos tuyos que serán tenidos en cuenta.

Sé que conoces la historia de Ruth, espigadora, fiel viajera acompañando a su suegra, que ya tiene mérito -no por nada, pero una suegra es una suegra- , fallecido su marido.

Esa actitud de seguir al amor, incluso cuando no está ya, no te digo cuando está, siempre es tenida en cuenta por Él. Siempre.

Cambiar por amor es realmente el único cambio posible, deseable y de mérito.

Cambiar de país, pero también de calle, de barrio, de amigos, dejar trabajo, un paisaje, un territorio conocido, unas costumbre o unas manías.

Dejar cosas de lado, tomar otras. Hacer mudanza.

Hoy esto se lleva poco y la gente te dice "prudencia, prudencia", quédate, no arriesgues. No cambies.

Pero el amor no es prudente, el amor es siempre valiente. Y cambia. Te cambia. Por fuera y por dentro.

Todo otro cambio vital que no sea por amor no es posible ni deseable. Es siempre falso.

No hay cambio real humano fuera del que el amor provoca o prepara.

Todos nuestros cabellos están contados, mi niña, y el amor que tu pusiste al trasladarte de país no habrá caído en saco roto.

Y mucho más que sólo tú sabes.

Te dije que la Señora me dio buenos consejos antes de instalarme en tu casa, entre las risas de tu hijo pequeño y el dolor sereno de tu marido.

Soy un Angel y por eso soy muy torpe, no puedo abrazarte o besarte ni darte masajitos como te da alguna amiga, ni hacerte el zumo de naranja como tu marido, ni otras cosas que solo los humanos, suerte de cuerpo, te han dado, te dan.

Pero sigo inspirando todo lo anterior, una oración, el cariño que viaja, y sobre todo esa calma y lentitud que rodea al amor, cuando nace, al madurar, al crecer.

Calma también en el amor que sufre.

No hay prisas nunca en quien quiere, no debe de haberlas.

miércoles, 6 de mayo de 2009

Marilyn amiga



Empecé con una amiga como mujer prohibida y tengo la etiqueta con una sola entrada. Esto no puede ser, empecemos por el principio.
O uno de los principios, esto es la Srta. Monroe, Miss Marilyn. Scarlett Johanson se le da un aire, pero no la llega ni a los talones.

Ella, la única, unía esa ingenuidad tan atractiva con un volumen real, por muy ideal que fuera.
Con todo era real.
Las mujeres de verdad tienen curvas.
Sean físicas o de otro tipo, preferentemente las dos, creo yo, pero no soy hombre.

Ella las tenía, ambas, y de tonta ni un pelo, otra cosa es tener suerte en la vida, que se tiene o no. No tuvo mucha.

Era, además, una buena actriz, muy buena, pese a que su físico -que dirían los cursis-, más bien su presencia, podría ocultar su intrepretación a veces para quienes están más atentos a la carrocería que al motor.
En Marylin como en un jaguar, el mejor coche del mundo, su belleza no podía tapar un motor preciso, suena siempre como la primera vez.

A mi me encanta en El Príncipe y la Corista, pregunten qué es una corista a alguien menor de 40 años y puede uno reírse un rato. Qué profesión más devaluada, qué pena-

Ayer buscando fotos es que no podía ni elegir, pero no de las más conocidas, de otras donde Marilyn está de una belleza estremecedora, digna de protección como algunas especies.

Entre mis favoritas las de la playa, otras con Yves Montand, vaya pedazo de affaire, se les nota muchísimo, como para engañar a nadie.
Marilyn estaba más guapa sin pintar que pintada, como todas las mujeres hermosas de verdad que como están descacharrantes es con la cara lavada.

Dicen que algunas bellezas intensan molestan a las mujeres, en televisión lo sabíamos bien y se buscaba a un tipo de mujer que gustando a los señores no resultase "insultante" para las mujeres.
Ves esas fotos casi al desnudo de Marylin (no las de desnudo, sino las de sin maquillar que son las de más desnudo) y te quedas desarmada.
Te dan ganas de invitarla a pasar unos días en el Boalo.
De ser su amiga.

A mí me hubiera gustado serlo. Seguro que tenía cosas interesantes que contar. Yo le hubiese dicho que ni se le ocurriese lo de Arthur Miller, algunos intelectuales dan muy mal resultado como maridos, no sé por qué pero a veces es mejor menos intelecto, lo ves venir.

Hay muchas Marilyn en Marilyn.
He dejado fuera a la del Happy Birthday to you, Mr. President, también la vestida de rosa y cantando Diamonds are a girl besfriend y hasta la de Con faldas y a lo loco, y eso que me hace muchísima gracia.

Hay una mujer desprotegida detrás de todo, también detrás de todas las mujeres, alguien en blanco y negro, que no en colores. Como ella.

En una playa como ella.

Con un jersey que la está grande.
Las curvas que se entrevén por fuera pero muchas más por dentro.










Y el corazón abierto, siempre. Y un poco dolorido.




martes, 5 de mayo de 2009

Talla



Que vale, que sí. Que todos somos capaces de las cosas más buenas y de las peores, lo sé.

Que vale, que por supuesto. En todo ser humano anida lo mejor y lo peor, y dependiendo del ambiente, de la educación, de la presión, de la libertad también, de la Gracia y hasta de la gracia y mil cosas más podemos ser geniales, malvados, buenísimos, tontísimos y todo a la vez o por temporadas o minutos, según se tercie.

En general todos tenemos días de bien y luz, más bien minutos, y días de mal y torpeza, a veces horas.

Todo junto en el mismo segundo, en el mismo instante a veces, en la vida también, lo sé.

Pero también es cierto que por no sé qué extraña conjunción de factores, de méritos, de libertad, de trayectoria o de todo lo contrario o lo que sea hay gente de talla y que la da a veces de modo impresionante.

Ayer lo supe una vez más.

Ni compañía ni leches, con perdón. Hace falta ser ingenua y lela.

Una vez más hay personas que te sorprenden y eso que ya las conocías.

Creías que las conocías, pero no: son todavía más grandes. Son impresionantes.

Paciencia, aceptación, categoría humana, personal, de quien sufre y lo lleva así.

Como para querer quedarse un poco más, no por nada, por aprender un poquito, a ver si se pega algo.

Hay hombres mejores que otros.
Hay mujeres mejores que otras.
Hay personas excepcionales.

Tengo la suerte de conocer a alguno y a alguna.

Con peso específico, con un par, de verdad.

Hay hombres, hay mujeres.

Cuando tanta frivolidad se respira, tanta ligereza y estupidez, infantilismo, eternos adolescentes o simple mezquindad, ver cómo se enfrenta alguien a lo realmente importante y decisivo y de una pieza es no sólo conmovedor, sino, con todo, muy esperanzador.

Ni acompañar unos minutos ni nada, a aprender.

Sobran las palabras, cualquier palabra cuando habla o calla quien sufre.

Las mías, desde luego, las primeras que sobran, lo sé.

Descalza y callada hay que entrar en algunas casas.

lunes, 4 de mayo de 2009

Todo está bien / Las amapolas


Todo está bien.

Incluso lo que no lo está.

Viaje relámpago para ver, mejor dicho, para estar unas horas con una amiga pachucha.

A estas alturas de la vida sólo pretendo ser una buena compañía, poco más.

Y ya me parece mucha aspiración, dejémoslo en compañía a secas.

Ave mañanero, no funciona el vaio en ninguna conexión, al final el revisor me coloca en un asiento donde, oh, milagro, funciona la red (eléctrica, la otra la llevo incorporada).

Y me he perdido, por boba, unos campos de amapolas saliendo de Madrid que cortan el hipo.

Ahora me tengo que conformar con los campos de golf.

Hay que estar más atenta a lo que hay estar, Aurorita.

Dios es inmensamente bueno, hay muchas más amapolas por delante.

No me las puedo perder, esta vez no.

Pero tengo 14 horas de clases que preparar, un artículo que acabar (seamos sinceros, que empezar y acabar) y varios correos que contestar.

Todo está bien.
La falta de tiempo.
La incertidumbre, más bien inseguridad laboral y hasta económica.
Mi madre que envejece.
Yo que otro tanto.
Hasta mi amiga tan malita.
Los tsunamis en playas ajenas.
Esa soledad propia y cada vez más honda y más suave.

Pero yo sé que todo, en el fondo, está bien.

Y las amapolas, los olivares y la dehesa lo demuestran.

No hay que pedir más.

No hay que esperar más.

No hay ni siquiera que desear más.

Sólo acompañar como la amapola, el olivo o la encina lo hacen. Ya es mucho.

domingo, 3 de mayo de 2009

Mamá


Ojos azules y pelo ya blanco, gris. Pequeñita te has quedado, esos pies que no te cuidas, ya te he dicho que el podólogo te lo regalo por el día de la madre, pero tú "que no que no, que ya me lo pago yo". Tampoco te echas cremas, jamás lo has hecho, ay, y esa persecución a la que te someto para que te cambies de ropa y que tan pocos frutos da a tus 84 años.

Te veo en esas fotos antiguas, treintañera y soltera, vestida impecable, tan mona. Te imagino con tu bata blanca en el laboratorio en los 50, en la universidad en Valladolid en los años 40, sentada en la mesa camilla, en esa casa heladora con tu madre, estupenda, pero tan mandona.

Tú no lo has sido jamás, respetas la libertad de modo exquisito, siempre lo has hecho.

Has mirado mucho, has callado más y has hecho siempre lo que crees que debías, también lo que querías. Aunque siendo de Valladolid el deber, ay el deber, siempre tiene mucho peso.

Nunca has ido de avanzada, ni de nada, y has sido realmente excepcional, me he dado cuenta ya mayor.

Y no por estudiar carrera cuando muy pocas chicas lo hacían, bien me cuentas que en aquella Castilla tan denostada, tan mal comprendida, iban a la universidad muchas mujeres de familia de clase media, hijas de profesionales que querían estudiar, tener un medio de vida, y no veían en el matrimonio la única salida vital y hasta económica. Haberlas las había, pero eran silenciosas como tú, no militaban en nada, simplemente hacían. Pensaban por cuenta propia.

Cuatro hijos y cuatro abortos, y eso que te casaste tarde para la época. La pequeña con Síndrome de Down, dulce carga, razón también para vivir, nunca te has quejado ni has preguntado "¿por qué yo?".

Has tomado la vida como venía, cuando tocaba estudiar, estudiar; cuidar de hijos, cuidarlos; volver a trabajar porque hacía falta el dinero, volvías. Luego la viudedad, recién cumplidos los 60, pues a ser viuda y tirar pa'lante.

Un marido al que has querido y te quiso, nada que ver vitalmente contigo, pocas coincidencias pero firmes. Independencia mental, interior y siempre, eso no tiene que ver con el amor. Se puede querer sin doblegarse ni doblegar al otro, sin grandes aspavientos ni palabras.

El amor es otra cosa, más libre, más generosa también, y habitualmente silenciosa, eso lo aprendí de ti y de papá.

Como la fe, se podía y puede creer y no ser una beata, una meapilas, ni estar pegada a las faldas de un cura, de una parroquia ni de nadie.

La fe, como el amor, siempre en libertad y con cabeza, sin ambas, lo sé por ti, mamá, es un adorno que se cae, no va por dentro.

No tengo nada que ver contigo en carácter ni desde luego que en virtudes. Discutimos bastante pero siempre por tonterías, también es cierto que estamos mucho tiempo juntas aunque tú siempre pienses que es poco, es natural.

Hemos podido viajar juntas a Nueva York, Londres, Madeira y otros lugares en los 90. Me queda tu imagen al lado del piloto del helicóptero que sobrevolaba Manhattan, yo detrás asustada por tu valentía, tú encantada de la vida, todavía quieres montar en globo.

Creo que tu vejez, que te ha llegado tarde, ya muy cumplidos los 80, está siendo buena y que tu depresión, controlada con el litio desde hace veinte años, es algo que está ahí presente pero ausente a la vez. La medicina es una gran cosa.

Vas a vivir muchos años más, mamá. Dios lo quiera.

Se lo pido todos los días.

Me haces falta aunque tú no lo creas.