Bitácora de Aurora Pimentel Igea. Crónicas de la vida diaria, lecturas y cine, campo y lo que pasa. Relatos y cuentos de vez en cuando.

martes, 30 de septiembre de 2008

Samba para Josianne




Hace dos años Josianne entró a formar parte de nuestro paisaje familiar. Saldrá algún día con la misma suavidad con la que se coló, casi como quien no quiere la cosa. Mientras tanto es samba, la música de fondo en casa, mejor que Caetano Veloso.

Josianne es tranquilidad doméstica, alegría, una mirada tímida y cariño. Cabeza de Nefertiti cuando se alisa el pelo, porte, hechura, empaque, y una cierta guasa que ella saca de vez en cuando.

"Esta perra... ¿come carne?" pregunta un tipo atraido por la cadencia de Josianne al pasear a Olimpia. "Principalmente humana" contesta ella con gracia. Se llevaría a los hombres de calle, pero ninguno de los que a ella le gustan se atreven.

Parloteo brasileiro por el móvil, Javier sentado a su vera mirándola con arrobo. Mi sobrino guardará en su memoria el amor al Real Madrid y a Josianne, dos firmes fundamentos para la vida. Como sé que con seis años no leerá este blog ni se pondrá a llorar de vergüenza, lo puedo decir: "Tú eres de chocolate". Efectivamente lo es, Javier. Por dentro y por fuera.

Josianne, manos verdes que hacen crecer las plantas, algo de india y mulata, hormiguita ahorradora cuya cuenta corriente envidio. Orden y concierto, cocinamos mano a mano, ella me ha enseñado a poner más sal a la comida: me hacía falta.

Feliz cumpleaños.

lunes, 29 de septiembre de 2008

La cárcel del personaje



En las familias, en la vida, a veces asumimos un personaje que nos acaba siendo incómodo y pesado. A veces nos lo imponen sin querer, otras somos nosotros mismos quienes lo alimentamos. "Hay que ver qué lista es tu hermana ... ¡y qué genio tiene!". "Pues ni es tán lista.. ni tiene tanto genio", hay que desmitificar con cariño al personal para lo supuestamente bueno y lo supuestamente malo.

Hay mujeres que van toda la vida de madres sacrificadísimas, otros de padres que todo lo saben y siempre tienen la respuesta. Es agotador tener un papel fijo que te acaba atrapando y del que puedes ser esclavo. Aunque tenga su verdad -ser el mayor, por ejemplo- o realidad histórica -siempre le suspendían en gimnasia-, no hay derecho a que tengas que asumir el ser responsable siempre o que te quedes con el sanbenito de torpe para toda tu vida. Reivindico poder salirse del papel o, al menos, a improvisar el diálogo y meter alguna morcilla que otra.

Esto de creerse el personaje pasa mucho en los medios, por ejemplo con escritores a los que admiras y te gustan. Me encanta Arturo Pérez Reverte, me gusta cómo escribe y muchas de las cosas que dice, creo que es un tipo realmente independiente, algo admirable para mí. También me encanta Juan Manuel de Prada, una especie de Chesterton hispano. E incluso creo que es un valiente en muchas cosas, no en todas, Federico Jimenez Losantos y le escucho, no mucho por temas de trabajo pero sí cuando puedo. Y podría seguir la lista con muchos otros.

Pienso sin embargo que algunos pueden estar a veces un poco atrapados en el propio personaje que han podido crear, ellos mismos o quienes les pueden animar o jalear. No es que me importen salidas de pata de banco que creo que los hace más humanos. Reivindico el derecho a que gente a la que admiro diga lo que a mí me parece que pueden ser tonterías. Y lo que no me parece que lo son pero pueden serlo. Es humano tener manías, fobias, filias, amores, pasiones, temas que te hacen saltar como un jábato y entrar a trapo como un Mihura de cinco años o incluso ponerte cursi y sentimental.

Es otra cosa. Es cuando ya el tipo es tan previsible en lo que va a decir y en cómo lo va a decir que ... no te dice nada nuevo. Cuando abusa tanto de los tics que puede tener, sean tics de contenido o de forma. Cuando está tan atento a ese personaje que tan bien conoce ... que puede caer en su propia corrección o incorrección política, tanto da. Cuando no es que sea fiel a sí mismo, algo loable, sino que lo notas literalmente atrapado en su propio personaje, como si éste fuera una cárcel.

Aunque a veces no esté de acuerdo, leo con avidez y escucho a quien admiro. Precisamente por eso me gustan sin cadenas, sean las suyas o las que algunos lectores o aficionados les podemos crear sin querer cuando somos tan incondicionales.

domingo, 28 de septiembre de 2008

De sangre y espíritu


Ayer tuvimos reunión familiar a lo grande, una "tradición" que queremos enraizar desde hace dos años por eso de que las bodas ya se nos acabaron y los primos si no no nos vemos. Vamos a ver si la cosa cuaja.

Comenzamos con Misa a la 1. Pedimos a Javier, cura mediático y melenudo, que celebrara. Con Javier tengo amistad ya de largo, dio la primera comunión a un sobrino de la otra parte (la segunda parte contratante de la segunda parte contratante que diría Marx, Groucho) y hemos mantenido el contacto porque nos caemos bien y nos queremos.

Ignoro si somos lo que se llama una "familia cristiana" porque últimamente me dan miedo, que no vergüenza, las grandes palabras y definiciones. Y ambas lo son: familia y cristiana. Como Javier habló en la homilia, empezar una reunión familiar con una Misa en vez de con una danza del fuego y cantos al clan familiar ya dice algo de nosotros. En el corazón los que no estaban pero están, cualquier ocasión es buena para llorar a moco tendido.

Luego comida en el merendero, vestidas las mesas con pimientos haciendo honor a las armas familiares. Los tuvimos que quitar por eso de que no cabían las fuentes. El sentido práctico siempre ahoga la poesía en esta vida. Lo niños en una mesa, los adultos en dos, faltó gente importante de nuestra familia, ya lo he dicho, pero algunos -no los del Cielo- estuvieron presentes con el sms y la voz al teléfono.

Sonsoles, Marta y yo preparamos un examen en primera convocatoria y como ya hemos asumido los modernos sistemas pedagógicos los alumnos podían autoevaluarse de conocimiento del medio familiar I y II, el advanced lo dejamos para la siguiente.

Discusión e impugnación por parte de la tía Maria Dolores sobre la pregunta de cuántos miembros de nuestra familia hay en las Fuerzas Armadas, deberíamos haberla sustituido por cuántas personas pueden llevar un arma y habríamos metidos hasta los cazadores. María dijo que había trampa también en la doce. Muchos consortes alcanzaron la más alta puntuación y Cristina se llevó la lata de pimientos.

A los niños ni se les vio u oyó. El jardín del merendero es enorme y además había 2 o 3 bodas en la ermita y se colaron de rondón como si fueran paparazzis a la caza de la exclusiva.

Se ha caído un niño... "bien, ¿pero le ha pasado algo... a la cámara?" Nuestra familia no se agobia por caidas de niños. Estamos acostumbrados a vernos caer y levantar, a mercromina y "sana sana culito de rana".

La sobremesa se alargó, el pacharán y otros licores siempre ayudan a abrir el corazón. Eduardo como caído del cielo, en Él, en tu pericia y en un business angel ... confiamos para que esa empresa salga adelante.

En vías está la "First hen's trip tour", esto es un viaje corto, con permiso de los maridos, sólo para mujeres y con arrugas, únicos dos requisitos, tampoco es tanta selección. Pollitas de catorce o quince que leeis esto: ni soñeis que os venís con nosotras a Londres o Jersey, hace falta que la vida te haya currado un poquito y llevar algún galón que otro.

Gracias.

viernes, 26 de septiembre de 2008

Voz y tono


Este es un país de gente chillona y maleducada. A veces aún sin chillar, el tono y la contundencia de muchas palabras implican o, al menos sugieren, impaciencia y una cierta pretensión de querer arrasar con quienes tenemos delante.

En vez de responder con tranquilidad a nuestro interlocutor que nos habla muchas veces de modo suave, nos lanzamos a expresar nuestras demandas u opiniones como una metralleta, como si nos hubiésemos sentido agredidos, lo que suele provocar que el otro entre en la misma dinámica y al final no se entienda nadie.

No se miden las palabras ni el daño de una expresión desabrida y dura.

Hablamos literalmente a voces. Incluso cuando no lo hacemos parece que reñimos al otro. La idea o el argumento suelen ser lo de menos, lo realmente vital en esas voces y tonos es la chulería, algo netamente español.

Es como cuando un perro mea alrededor para señalar su territorio: dejo mi chorrito de pis no vaya a ser que no reconozcan quién ha estado aquí ¡Yo! ¡Yo! ¡Yo!

Se ve en los bares, en los debates de televisión y radio, pero se ve también y desafortunadamente en las reuniones de amigos y hasta en cómo se presenta una persona.

Hay gente incluso que cambia una agradable y original apariencia por lo que puede ser simple y llana mala leche. Son los que piensan que mejor que te tomen por borde antes que pasar por tonto, lila o meapilas. Se elige el ladrido y el tono exigente aunque no seamos conscientes de ello.

A veces nos sobra literatura y nos falta buena educación o algo más difícil de adquirir: bondad. Puede también que tomarnos menos en serio. Al menos en apariencia. ¡Qué tristeza darse cuenta que una cae a menudo en el arrebato que no lleva a ninguna parte! ¡Qué evidente la debilidad interior de quienes preferimos ganar no se sabe bien qué antes que ceder elegantemente el paso!

Por eso, cuando un hombre no necesita mostrar armas ni sugerir siquiera que las tiene, dialécticas o de cualquier tipo, se ríe de él mismo, contigo y de tí sin darse ninguna importancia es cuando sabes que ese tipo tiene algo que decir, de verdad. Gracias, Nacho, por las cervezas y la conversación.

Esperanza y ortografía


A veces la vida te da esperanzas no en nada en particular sino en todo en general. Puede ser una sonrisa, un niño que llora, la hoja del árbol que cae, y hasta saber que todavía hay hombres que escriben sin hacer una falta ortográfica y quieren decir algo, no estoy segura de qué, pero algo.

Comprendo que agarrarse a esas esperanzas vitales por haber descubierto que alguien sabe puntuar, poner sujeto, verbo y predicado sin recurrir a lugares comunes es un poco desmesurado. Pero los optimistas no necesitamos mucho más.

Nos basta un pequeño trampolín para saltar al día, un "por favor" o un "gracias", alguien que hace bien su trabajo o un café caliente.

Dios es grande y su poder se muestra en los sitios más insospechados.

miércoles, 24 de septiembre de 2008

Cocinar en el campo






Este primer día de intensa actividad bloggera no sería completo, tras ellos, ellas y algo de campo y otras no esencias, sin la cocina, pasión donde las haya bien engarzada con lo que va a continuación habitualmente: comer y beber en buena compañía.

Diré para empezar que este verano -el tiempo libre me da mucho de sí, y quiero más días libres, no más dinero- me fui a Francia con mi amiga Raquel a cocinar a una casa rural. Cooking Holiday, la peña estamos como cabras y vamos y pagamos por hacer lo que otros y sobre todo muchas otras hacen bajo salario o, en su caso, para sus familias todas los días. Conste en acta que en mi casa cocino yo al 50%.

Esto era en un lugar genial -yo solo visito lugares geniales- llamado Le Gargantua (http://www.legargantua.com/) donde una pareja, británico él, francesa ella, y su pequeña hija viven y acogen a unos 8 huespedes como mucho.
Desde entonces miro de forma diferente a mi carnicero. También ayudó que vi por primera vez en mi vida matar a un gallo en Galicia, y no precisamente de un modo poco cruento. Pero esa es otra historia. En Francia tuve que deshuesar a un pollo para empezar y como acto de humildad. Muerto que estaba el animal y todo y mira que me costó. Marlene, ella es así, comenzó sus clases con la ardua tarea de deshuesar enterito un pollo. Sudé tinta china. Ya lo dice el catecismo, el mundo, el demonio... y la carne.

Las Cooking Holiday incluyen además visitas a productores locales, a mercados, todo organizadito y limpito, porque Francia es mucha Francia. Reconozco que yo soy probritish y más bien irish o celtic in general, o sea, me va lo anárquico y, si no puede ser, la flema británica. Pero el campo francés, señores, es otra cosa: ordenadito, sin un papel, urbanizado como debe ser, ni un edificio o casa distinto. El shock de vuelta a España fue bestial. Pese a Napoleon, Francia es mucha Francia, quizás por Napoleon.

Eso sí, nos llevaron a una granja donde 300 vacas vivían felices, acunadas por granjeros que todos los dias les cantaban canciones de Edith Piaf y alguna de Silvie Vartan, donde se podía comer en el suelo. "Denominación de Origen de Bazas", un solo matarife, una cadena de distribución de lo más exclusivo. Probamos luego Raquel y yo la carne... Una decepción, una auténtica decepción. Retinta, Gallega, morucha por solo mencionar 3 (gracias Raza Nostra), que la dan cien vueltas. Eso sí, yo allí sería vaca.

Tenemos materia prima para dar y tomar. Mejor, no es chauvinismo, que mucha materia prima francesa. Pero la vendemos fatal. ¿Se imagina alguien que el jamón ibérico estuviera en Lot et Garone, donde yo estuve? Nos llevaron a un Museo de la Ciruela, increíble pero cierto, se admiten bromas. Todo lo que Vd. quiso saber sobre la ciruela, que si cuándo se coge, cómo se seca, se emborracha o carameliza en su caso... La ciruela y uno más, la ciruela y tú...
Nos llevan años de ventaja cuando nosotros tenemos mejores productos, para empezar más variados, mejor cocina (lo siento, lo veo así) y un entorno natural de una belleza que no tiene nada que envidiar. La Provenza versus Extremadura, La Rioja... Grazalema, Norte de Palencia...
No, no es un tonto decir "somos los mejores", para nada, es que me da mucha pena ver que hay ... 80.000 casas rurales en Francia, ver un campo donde se puede vivir y se vive bien... mientras en España hay 12.000 casas rurales y hemos abandonado pueblos y provincias casi enteras.

Aprendí bastante. Dormi poco o nada pues cenar 3 platos por mucho que una los haya cocinado no es de recibo, especialmente si los platos son boullabaise y pauppiettes de cordero, algo ligerito, y encima souffle de framboise... Volver a Galicia fue un respiro, no digo más. Mi higado estaba hecho puré, porque también el vino hacía lo suyo. Por cierto, dedicaré otro post a los vinos donde pienso lo mismo: nada que envidiar, pero nada, y no sólo los Rioja o Ribera de Duero, la mayoría.

Nos volvimos a España con muchas ideas pero sobre todo una clara: cocinar es una excelente actividad para "aportar valor" -soy una cursi, lo sé- a las casas rurales y tirar de la demanda en temporada baja. Una temporada baja que, por cierto, salvo el Norte de España goza de un clima envidiable. Febrero en Monfragüe, Marzo en los Alcornocales... se puede estar en la calle. Americanos e ingleses, estoy segura que muchos más, pueden ser un público fantástico. Algunos nacionales también pero menos por la sencilla razón de que en las casas españolas "todavía" se come y se cocina de muerte. En la mayoría. Y lo último que quiere -salvo locas, soy un caso- una mujer es que la lleven a cocinar de vacaciones. Pero ¿y esos vasquitos o riojanitos o incluso catalanes, yo tengo amigos así, que les encanta meterse en los fogones?

En todo caso. Viva Francia. Gracias Marlene, has sido una anfitriona maravillosa. Y una profesora genial. Y gracias también a la pareja británica que fueron los otros 2 alumnos, sin ellos no lo hubiésemos pasado tan bien.

El lugar de cuyo nombre no quiero acordarme I) Elisa


He pasado este verano en un lugar maravilloso del que no haré publicidad pues parte de su encanto es que no es popular. Dios sea loado, 7 km de playa, casi solitaria, habitualmente -es decir, los días nublados- para 30 personas. Cuando arreciaba el calor y la playa se "llenaba" (es un decir) ya nos parecía cerca lo de poner la toalla a menos de 10 metros de otro ser vivo. Lo digo, ni muerta ni viva salvo que se me escape el nombre, pero sí diré que está en Galicia y que he pasado unas semanas fantásticas, unas veces acompañada, otras sola con mi perra.

He sido muy feliz y he descubierto personas que son más bien personajes. Elisa, mi patrona, ha sido la mejor y la más importante. Elisa resume lo mejor de Galicia, es su mejor paisaje, ella solita.

La mujer gallega en general, y desde luego que Elisa en particular, son quienes cortan el bacalao en Galicia. A Dios gracias. Es una lástima, diré, que no manden más... todavía.

Porque Dios es grande en el Sinaí y porque las mujeres gallegas son "la mujer" por antonomasia (y eso que he dicho un post antes que no creo en esencialismos) Galicia funciona, en lo que funciona, fundamentalmente por las mujeres.

Habrá un par o 200 excepciones, desde que fue un hombre quien fundó Inditex (pero no se olviden de Rosalía Mera) hasta ... nada, me sale la Condesa de Fenosa, cascadita la pobre, pero una mujer de armas tomar. Lo dicho, gallegas unidas jamás serán vencidas.

Elisa emigró con 40 años, un marido de 49 y cuatro hijos, la mayor ya casada a la que dejó a cargo de sus hermanos, a EEUU, New York, Manhattan. A servir. Su marido a hacer carreteras.

Trece años que pasaron ambos trabajando allí. Un fenómeno, Elisa. Lista como el hambre, currante donde las haya. Vuelve a España y ¿qué hace? Pues seguir trabajando, todos los días, ni uno que falta la mujer. Venía todos los días a mi casa (que es la suya realmente) a limpiar a los cerdos, dar de comer a las gallinas, sacar a los perros (bueno, no, a darles de comer, he sufrido lo indecible viendolos metiditos en el corral y sin poder salir, soy una mujer de ciudad donde los habitos con los perros son distintos). Todos los santos días, + la huerta, + atender al marido, a los hijos, nietos. Digo yo que podría echarse a descansar, pero ella no, erre que erre.

"Elisa, ese saco que llevas debe de pesar 20 kilos". "40, que pesa 40". A la espalda como si fuera una mochila. Pim, pam, pum, sube coche, baja coche, marido incluido para que no se aburriera solo en casa.

"¿Vienes a tomarte un vinito, Elisa, a casa de tu cuñada?". "No que tengo que darle el Cintrón a Jose".

Qué conversaciones hemos tenido, cuánto nos has cuidado y qué cariño os hemos cogido. Un metro setenta y algo de mujer, has tenido que ser un bellezón, pero además eres buena y nos haces mejor a quienes te conocemos.

Y encima me ha regalado unto, judias blancas (alubias también llamadas), tocino, huevos. Tengo que decir que eso también te añade mucho, pero en lo accesorio, en lo esencial es como eres tú sola, sin unto ni cerdo que valga. Pero también ayuda, yo soy así.

"Cómo te eche de menos cuando te fuistes a Francia, porque tus sobrinos, sabes, son majos, pero yo a tí te quiero como mas... ". Gracias Elisa, yo también te eché de menos. Yo también te quiero mucho.

A veces los lugares no son lugares solo sino las personas buenas, pacientes, inteligentes, con una historia detrás apasionante, dura muchas veces, contada sin darse importancia.

Así es Elisa, así es Galicia. A excepción de Pepiño Blanco. Nobody's perfect.

Ser o Estar

Yo prefiero siempre el estar al ser, mejor dicho, con los años he venido a concluir que quiero estar más que ser.

Supongo que filósofos y gente que sabe de estas cosas me mirarán con displicencia, pero tengo un poema de no se quién, en un libro que no me acuerdo cómo se llama -jolín, pues qué bien cito de memoria- pero que son de poemas a la Virgen María que resume algo precioso: María simplemente estaba.

Lo he leído también un un blog que recomendaré, porque ahora no sé ni cómo se hace esto aquí soy neofita y no sé poner un hiperlink, ya aprenderé.

A veces a lo único o lo más o lo más importante que puede aspirar uno es a estar, en toda la plenitud y diversidad que tiene el verbo.

A ver si me explico.

Yo lo que soy es lo que soy, y eso no lo voy a cambiar, tampoco quiero, pero tampoco me interesa ni indagar en el ser... Soy mujer, no estoy mujer. En estos momentos de la vida -perdona, Blanca- ya no me interesan los esencialismos ni mucho menos, Dios me libre, el juego de si la mujer se hace o se nace: me parecen supérfluos, tontos, me aburren. Ya sé que hay cosas con mucha tela, pero paso, me perdonarán amigos varios. Y del género a la especie, Homo Sapiens, pues me pasa igual. Insisto que no es una cosa académica ésta, es más de prêt a porter lo que me pasa.

Ultimamente me doy cuenta que el estar es importantísimo. Desde el cuarto de estar de mi casa, hasta el estar... guapa (que no serlo, hay lo que hay), estar agradable, abierta, alegre. Estar con mi madre. Estar con mis amigos. "Estoy para lo que quieras" decimos, a veces lo decimos de verdad. A veces es la cosa más importante que decimos. Y es la cosa más importante que hacemos, quizás la única importante. Un marido está con su mujer mientras pare, una madre está con su niño enfermito mientras le baja la fiebre, estuviste conmigo en esa tarde infernal en la que me sentía sola, acompañamos a esa amiga en esa noche interminable de velar a su padre, estuvimos con ella.

Estar entusiasmada, enfadada, insoportable, agradable, alucinada, interesada. Estar a partir un piñon con alguien. Estar sola, estar acompañada, estar casada, estar soltera, estar integrada, estar conectada.

No somos, somos poca cosa, pero muy poca. En todo lo demás, estamos.

Para nada significa esto que una no quiera grandes sueños ni aspiraciones ni trabaje por ellas. Pero sabe que todas ellas una vez cumplidas no van a añadir nada a lo que ya soy, a los ojos de Dios soy, simplemente soy, y no hay más tu tía. Y para quienes nos quieren, ellos ya saben bien quiénes somos, nada les vamos a revelar.

No es una conformidad, una resignación, un querer tirar la toalla. No es nada de eso. Es saber que no vamos a añadir ni un centímetro a nuestra estatura, en ningún sentido.

En cambio si me concentro en el estar, que no puede ser más diverso, estoy segura que voy a ser más yo. Estar más y mejor cuando estoy... trabajando, leyendo, amando.

Dios mío, qué ausente estoy incluso cuando escucho a quienes quiero. No estoy, estoy en otra parte. Bien lo sé.

Cuanto menos me concentro en el ser más soy de verdad la que soy. Palabra. Cuanto más vueltas das a si eres así o asá, a si los hombres son o dejan de ser mientras las mujeres son o dejan de ser, o los niños, o los ancianos, menos pendientes estamos de verdad de estar con unos y otros, con cada uno. Cuanto menos teoría sobre quiénes somos -no digo la gente de la Universidad, que tendrá que estar en ello si se dedican a filosofar-, cuanto más aproximación pragmática al hecho en si, narices, de estar cuando estoy, mejor.

No es ser veleta, no es estar presa de la acción, no es no tener una meta o un objetivo. Es desgranar lo único que tenemos de verdad que es el instante, hoy, ahora. No es mi yo futuro (hola compañeros de coaching!) es sobre lo que estoy haciendo en este momento y sintiendo este momento, sin culpa por lo que hice ni proyección sobre un futuro que no sé si vendra, si será mejor o peor y sobre el que no voy a preocuparme.

Estar enamorada (con suerte), acogotada (me he prometido no poner tacos o palabras malsonantes), paralizada. Dejar fluir sin temor el estar: no pasa nada. Tener en cuenta que lo que soy ya lo sabe Dios. Siempre, antes y mejor que yo. Y que los esfuerzos por ser mejor y no fastidiar a los demás ni a uno mismo (a menudo coinciden, más a menudo de lo que se piensa) suelen saldarse en mejores resultados si ni siquiera te propones ser mejor, sino estar mejor. Mala cosa tener tan claro el ser cuando el estar se practica mal.

Me he metido en un jardín ... y no sé dónde estoy. No se me ocurre ponerme a pensar en el ser ni de broma, empiezo por donde puedo, por lo diario, encontrar una senda clarita y abrirme paso, porque da igual si soy o no soy, ni esencialismos varios.

Cierra esta tarde un cielo de nubes maravillosas que no podré captar con mi cámara. No soy buena fotrógrafa. ¿Lo ves como el verbo no trae cosa buena?

Lo mío con Viggo



Yo en amores creo que soy fiel.

Bueno, ya de entrada ese creo ha sonado fatal. Quiero decir que para lo que se estila hoy, tengo para mí que soy de una fidelidad impresionante en lo que respecta a esos amores fáciles, innegablemente fáciles, es decir, los de película. En los otros también pero de esos no hablo.Creo que como Rosamunda Pilcher sé distinguir perfectamente entre la realidad y la imaginación.

La realidad está compuesta de trabajo, familia, amigos, cosas cotidianas muy agradables y otras no tanto, lidio con ellas bien, unas salen mejor y otras peor, pero no pasa nada. La realidad es buena, es lo que tenemos. Pero no obsta para tener otros mundos, faltaría más.

Dentro de esos otros mundos, está el de la imaginación que en el caso que me ocupa es fascinante, un lugar maravilloso que me da igual que sea el jardin del Buen Retiro, porque la cosa no va a más que colgar en el corcho de mi cuarto una foto de Omar Shariff, que más tarde y durante muchos años fue de Sean Connery para convertirse más adelante, o sea hace relativamente poco, en Viggo Mortensen que es quien acompaña en los últimos años mis días y mis noches. Es un decir. Viggo me acompaña en espíritu.

Viggo es a mí lo que supone tener una casa: somos un sueño imposible cruzando la noche. Pues eso, miro Habitania, me apunto a idealista.com, flirteo con cómo pondre mi cocina o si compraré esa finca de hectarea y media en el próximo año o espero a que baje un poco más. Rodeo la idea de Viggo, que no su persona real, bien lo sé, como recorto y ahora clasifico fotos de cuartos de estar, cocinas, jardines. Si soy sincera diré que a fuerza de realista pura que soy dedico mucho más a la cosa inmobiliaria que al sueño de Viggo, en el fondo tengo un sentido pragmático de la vida impresionante.

Creo recordar que el primer papel que yo vi de Viggo era de pintor amante, sinvergüenza y fatal en no se qué película. Esa mirada azul, pelo pajizo y aire bohemio y de niño tímido. Solo faltaba que hubiera sufrido un poco para que ya fuera perfecto: yo te salvaré bonito, que con mi alegría vamos tú y yo a dónde sea. Es lo que tienen algunas mujeres, nos atrae más el fracaso que el éxito, somos así y así nos va. Ahora me acuerdo que el affaire en la película lo tenía con Gweneeth Paltrow y, claro, así no hay quien compita, pero sigamos.

Sean había sido un amor largo, de muchos años, pero su afición al nacionalismo escocés me escocía. No sé, imposible hablar con él de la situación catalana y de lo harta que me pueden tener los vascos. También es cierto que tiene una mujer francesa con pinta de cantarle las cuarenta en cuanto se desmande. Algunos hombres son listos y se casan con la mujer apropiada. Hice mutis por el foro. Y eso que hay que ver qué bien ha envejecido este hombre, pero claro, lo que no puede ser no puede ser y además es imposible. Volveré no obstante a Sean uno de estos días, como a Omar, porque forman parte de quién soy y amores así no se olvidan. Digo que soy fiel.

Viggo fue mirarme -y eso que estaba viendo la peli con mi madre- y yo decirme, "es él, no busques más". Su colaboración en El Señor de los Anillos tengo que reconocer que a mí no me añadió nada en primer lugar porque -sea anatema yo- no vi la peli. Pero en cambio sí que empecé a leer cosas de él interesantes, en blogs y demás, era artista, era padre, era soltero aunque salía con alguien: no me importó, yo no me desanimo nunca. Pongo mucho interés y a veces por aburrimiento pues caen algunas torres, lo sé. Y me doy miedo por eso.

¿Qué personifica Viggo para mi? Tengo que decir primero que si le oyes hablar con acento argentino te da un síncope. Sí, habla español con acento argentino: letal, totalmente letal. No hay quien pueda resistirse, ellos, los argentinos, lo saben, y juegan con ventaja. Es danés, creo que de nacimiento (lo he dicho como si fuera un defecto, y no, que ser danés incluso de nacimiento es una cosa muy buena). Vive en EEUU, tiene una editorial, tiene amigos incluso en España, creo que quiere comprarse una casa en León... Bingo, él y yo a poco que me descuide y ponga la búsqueda esa en idealista.com podemos ser ¡vecinos!. En ello estoy.

Viggo es mucho Viggo, porque además parece inteligente, perdón, ha sonado machista o feminista, ya no sé, es inteligente primero y por encima de todo, lo parece. Sí, ya lo sé, no nos conocemos, lo sé. Que la realidad no te arruine una buena noticia, que decimos en los medios.
Es tímido, 20 puntos más, señores, sobre todo porque yo no dejo hablar a nadie, y tener competencia de graciosos en la pareja ya sé que no vale. El, hala, a crear y a ser artista y a mí que me deje con las relaciones públicas y la logística hogareña.
Y luego ha protagonizado ya sé que con un resultado horroroso pero NO fue culpa suya, una película que salió mal porque quisieron contar demasiadas cosas, y en esta vida hay que contar 1, sólo una, y bien. Se llama elipisis y es el secreto de las buenas pelis, mejores relaciones afectivas y en general de una sociedad civilizada: callar mucho, sonreir más y no decir todo lo que se sabe o se ha hecho. A ver si yo misma me aplico el cuento, consejos tengo que para mí no vendo. Bocazas.

Alatriste. Qué tipo. Qué hombre. Qué viajes en tren me he hecho yo leyendo Alatristes. Ya sé, quizás no es alta literatura, pero a mí me parecen bien escritos y armados, y el personaje es tan... tan... tan... tan...¡Español! ¡Masculino! ¡Atrayente!

Sí, Alatriste es el tipo de hombre que a mí me gusta. Es verdad que me gustan muchos más, soy siempre generosa y a mí en el fondo todo el mundo me parece muy bien mientras sea para un ratito, es la verdad. Quizás Alatriste 24 horas al día sería demasiado. Pero así en plan verle y leerle y qué aguerrido es Vd., y qué a la vuelta de todo está, y cómo maneja Vd. la espada.,.. y qué pena que Vd. beba los vientos por quien los bebe que yo, yo, le iba a tratar mucho mejor. Que si no tiene dinero yo se lo presto, así me va en la vida; siempre sin un duro, por mucho que gane.

Viggo con el sombrero ladeado. Viggo batiéndose. Viggo. Ay, Viggo.

Luego te he visto en otros papeles, películas más duras y sombrías, algunas buenas, eres un buen actor, lo eres. Esa es lo más verdad de todo. Esa es la realidad.

Pero tú en Alatriste eres la imagen de ese país, esos hombres, que ya no volverán, que están en vías de extinción comidos por un sentido extraño de la modernidad, ya no hay hombres como tú.

Viggo. Alatriste.

Por eso yo te guardo colgadito en mi corcho al lado del decálogo de la serenidad de Juan XXII. Una vela a Dios y otra al diablo, nunca mejor dicho. Entre una factura pendiente y la foto de una casa con hortensias y otra de una biblioteca ordenada que yo nunca tendré (ordenada, quiero decir): todo una imagen de lo que yo querría ser y no soy. Meta aspiracional lo llaman hoy.

Viggo, nos tomamos unos vinos en León cuando quieras.